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Elena

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Elena

Habían pasado dos días. Dos días sin salir de mi habitación, solo abría la puerta para recibir la comida que mi hermana me dejaba. Ayer había escuchado una discusión entre ella y mi madre, la castigó por haberse liado en todo el tema y por eso no la dejó que hablara conmigo ni con Liam.

Esos días había recibido mensajes y llamadas de Jay, estaba preocupado. Solo le escribí para decirle que necesitaba espacio y que pronto hablaría con él. Porque sí. Iba a dejarlo, no saben como duele decidir esto.

Tuve que pensarlo, lo amo, no dejaría por nada del mundo que estuviera en peligro él y su familia, ni su vida en general, ahora que le estaba yendo de maravilla con su álbum. Sabía que sería la peor decisión que tomaría, pero lo salvaría, de todo, de mí.

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Me encontraba en la cocina, comiendo una manzana sin muchas ganas. Todo iba bien, supongo, hasta que mi madre apareció.

—Ya acabarás con él?—suelta, como si estuviera hablando de cualquier cosa sin importancia. Era un monstruo.

—Hoy—mi voz sale como un susurro.

—Haces bien—antes de salir, vuelve a mirarme—. Mañana empezaremos con los preparativos para tu boda.

Se retira, y vuelvo a romperme. Intento detener mis lágrimas sin mucho éxito y salgo de casa, pidiéndole al guardaespaldas que me lleve a la casa de Jay. Asiente, supongo que ya sabe cuáles son sus instrucciones, según mi madre.

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Llegamos a la casa de Jay, y juro que no podía yo misma abrir la puerta del coche para presentarme frente a él. Es jodidamente difícil.

Por fin reuní las únicas fuerzas que me quedaban y salí, subiendo los escalones. A cada paso sentía la respiración más entrecortada y los nervios estaban a flote.

Despacio toqué la puerta, y una parte de mí deseaba que no estuviera, para que no tenga que hacer esto ahora. Abrió la puerta en segundos y me miró, sorprendido.

—Hola—era lo único que podía decir.

Se acercó rozando su pulgar con mi mejilla y aquel tacto comenzó a doler, porque sabía que no volvería a sentirlo.

—Blake...

Mi apellido en sus labios, ese perfecto sonido que producía, nunca más volvería a escucharlo de él.

Todo sobre ti: #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora