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Elena

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Elena

Un día

Estos días habían sido un total infierno. No sabía cómo conseguía seguir con todo.

Los preparativos para la boda ya estaban listos, el vestido, la iglesia que sería en una conocida, aunque admito que ni yo la reconocía. De ahí la recepción, dónde iban a ir todas las personas importantes de los negocios de mi padre y el de Louis. Tantos que presenciarían cómo me destruiría de a poco.

He tenido que quedarme en casa de Louis hasta la boda. Es horrible y ni siquiera conseguí salir de la habitación. Solo dejaba que Sophia entrara y me acompañara.

—Ya puedo pasar?—pregunta, al otro lado de la puerta del baño.

—Si. Pero no me responsabilizo si te desmayas con el olor—alejo la cabeza del inodoro y me acuesto en la pared.

Abre la puerta y entra tapándose la nariz.

—No dejas de vomitar, es normal?—habla con voz chillona por su nariz tapada y me río—. Deja de burlarte, en serio, Elena.

—Perdón—levanto las manos en defensa—. Supongo que lo de vomitar es porque mañana me voy a casar y desde ahí toda mi vida se hará mierda. Estoy nerviosa e irritada.

Se sienta conmigo y deja de taparse la nariz.

—Todavía no entiendo por qué terminar así con Jaden, podría haber una solución para que no te cases...

La corto—. Porque me voy a casar.

—Podríamos impedir eso.

—No hay solución.

Entrecierra los ojos.

—A mi me huele que hay algo más ahí que no quieres contarme.

Intento no mirarla para que no me descubra. De pronto vuelvo a sentir esa sensación en la garganta y vuelvo a inclinarme en el inodoro para vomitar de nuevo.

—Mejor me tapo la nariz de nuevo—lo hace y con su otra mano me pasa papel higiénico para limpiarme.

—Gracias.

Me ayuda a levantarme y salimos del baño. Me siento en la cama cerca a la ventana, y visualizo a mi madre hablando con el padre de Louis.

—Liam vendrá a la boda?—miro a Sophia que se apoya en el escritorio con los brazos cruzados.

—Mamá me levantó el castigo, así que estará presente.

Muevo la cabeza en respuesta.

—Y Brian?—pregunta.

Niego—. Mamá sigue molesta por involucrarse también, y me dijo bien claro que no le importa ese chico pero que de todas maneras no debió meterse en el tema.

—No puedo creer que vaya a pasar—se sienta a mi lado, apoyándose en mi hombro.

—Estaba destinado.

—No tiene que ser así—se le corta la voz.

No podía hacer nada por mi hermana, a ella también le afectaba verme así.

—Pero así es como es—murmuré.

La noche había caído y me encontraba en los arbustos dónde Jay había venido a buscarme hace dos días, sentada en una de las sillas con las piernas pegadas a mi pecho.

Tenía los audífonos puestos, escuchando Moving on de Kodaline, en bucle. No podía dejar de hacerme daño una y otra vez escuchando la letra de la canción, no tarde en llorar y llorar.

Cada hora extrañaba su voz, la manera en la que se reía de mí y lo lindo que se sentía abrazarlo. Recuerdo aquella noche en París, cuando nos confesamos entre sonrisas y lágrimas, en esa noche estrellada con sus brazos alrededor de mí. Cómo podían cambiar las cosas de un momento a otro?

Todos dicen que hay una manera de hacer cada cosa, pero de qué me sirve si no lo tengo a él, junto a mí?

Siento unos dedos en mi hombro y me sobresalto levantando la cabeza. Me quito los audífonos, esperando que hable.

—Puedo sentarme?—pregunta Louis.

Asiento, mirando sus notables ojeras y en cuánto se sienta, estira las piernas y mira al frente sin interés.

—Lo siento Elena—lo miro pero él sigue con la vista al frente—. Hice lo que pude para salvarnos de esto.

—No tienes porqué disculparte, fue Lola quién lo arruinó—contesto después de un largo silencio—. Antes de pelearnos se lo había contado sobre Jaden.

—Ya, pero ella siempre ha estado detrás de mí. Hubiera pensado eso antes y nada de esto estuviera pasando—se pasa los dedos por el cabello—. Me descuidé.

—Nos descuidamos, Louis.

Deja de mirar al frente y ahora se fija en mí.

—Cómo estás tú?

Ladeo la cabeza, arrugando la frente—. En serio me preguntas eso?

Maldice por lo bajo—. Disculpa en serio, soy un idiota.

Eso si no lo iba a negar.

—No sé que puedo hacer para que te sientas mejor.

Me levanto despacio, guardo el móvil en el bolsillo de mis pantalones y le doy una última mirada.

—Nada podría hacerme sentir mejor. Nos vemos mañana, buenas noches.

Me retiro hacia la habitación y me acuesto en la cama. Sin dormir, no tenía ganas de pegar el ojo, solo quería seguir llorando, y recordarlo.

Dónde quieras que estés Jay, te voy a amar por siempre, nadie me quitará eso, dibujaste recuerdos en mi mente que nunca podría borrar, pintaste colores en mi corazón que nunca podría reemplazar.

Tal vez en un mundo paralelo hubiésemos tenido nuestro futuro, y seguiré en pie, porque lo único que podría hacerme continuar es pensar en ese "Nosotros" que pudimos tener.

Desde el fondo de mi alma te digo, que nunca dejaré de amar todo sobre ti.

Todo sobre ti: #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora