Capítulo 33

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Y mientras subimos al avión, me despedí de ese bumerang que tarde o temprano se volvería a repetir.

El bumerang de Sean y yo.

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Capítulo 33

Augusto Thompson★

Si me preguntan porque soy el más silencioso de los Thompson es simple.

No me gusta ser el centro de atención, prefiero la sombra, ser el más silencioso me hace ver menos inteligente.

Y eso me hace el más astuto.

Sin embargo con Silvana no me funcionó, es por eso que estoy justamente ahora caminando por el pasillo del psiquiátrico donde papá la internó, quiero confrontarla, quiero hacerle ver el verdadero Augusto que ella debió conocer, pero sobre todo, quiero dejarla atrás.

— Es aquí, cualquier cosa solo presione el botón en la puerta. — Me avisa un enfermero antes de dejarme solo en la puerta.

Al entrar la veo recostada de la ventana, su cabello rojo pasa de su cintura y casi puedo apostar que se sienta encima del mismo, descuidadamente.

No está tan delgada como me imaginé y aún tiene ese porte tierno que siempre uso para engañarme, puedo apostar la mansión en donde vivo que esa actitud de ahora es también para intentar manipularme.

— ¿Que haces aquí Augus?

Su voz suena suave y calmada.

Cierro los ojos con fuerza al igual que mis puños a mis costados.

— Augusto. — Corrijo con frialdad.

— Tu siempre serás mi Augus, aunque me tengas como una loca, yo sé que todo lo que pasamos juntos aunque no fue cierto te encantó.

— ¿Y tú crees que yo soy tan enfermo para tan siquiera imaginar haberme gustado acostarme con una enferma y loca maniática? Estás loca.

Su expresión se vuelve dura, se levanta y camina hacia mí, sus ojos aún siguen con el mismo brillo, solo han pasado varios años  y se siente como siglos.

— ¿Que haces aquí Augus? — Repite la pregunta está vez frente a mi.

Levanto mi mano y la tomo por el cuello, apretándolo y una sonrisa malévola y de excitación se extiende en sus labios.

Es una maldita, una jodida y maldita adicción.

— Siempre te gustó el maltrato, por eso me pedías que te pegara cuando teníamos sexo, por eso cuando te tratamos bien, nos odiaste, porque eres un animal. — Susurro en sus labios. Aprieto más su cuello haciendo más fuerza. — Mientras me manipulabas, si me gustó pasar tiempo contigo, pero no soy el mismo niño, ya conocí otros placeres.

Su sonrisa se borra al instante de sus labios y me mira fijamente, entonces yo sonrío, la suelto y limpio mis manos.

— Que te quede claro una cosa Silvana, no vas a volver a fastidiarnos, porque la próxima vez, no permitiré que te envíen aquí, ni a prisión, — Le advierto mirándola fijamente. — La próxima, yo mismo voy a matarte.

"Bajo El Mismo Éxtasis"#1✔️ (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora