Nueve

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Esa noche fue extremadamente difícil, la culpa me estaba matando. Eran las cuatro de la mañana y West dormía a mi lado tranquilamente, pensé que dados los últimos acontecimientos me daría unas palmaditas en la espalda y luego se iría enrabiado a hacer no sé qué. Pero en cambio se quedó acariciándome la espalda hasta quedarse dormido, y ahora me sentía como una maldita perra. Digo, no había llorado de mentira... pero aun así me aproveché de la situación para quedar como la víctima y el universo sabía que no lo era. Había hecho algo estúpido y, bueno, debía aceptarlo aunque fuera esta vez.

Posé lo más delicadamente que pude mi mano sobre su mejilla y lo acaricié con el mismo cuidado. Lo había despertado miles de veces haciendo eso y cada vez que lo hacía él despertaba con una encantadora sonrisa en el rostro, sólo esperaba que esta vez también fuera así. Lamentablemente la vaga iluminación del cuarto no me dejaba ver bien sus facciones.

-West.- susurré, pero no hubo movimiento.-Te voy a hacer una pregunta muy estúpida, pero ¿por qué siempre los chicos como tu terminan con chicas como yo?.- continúe.-¿Será una de las estupideces del universo? "Sí, tu, chico bueno y responsable, ¿por qué no te enamoras de esta drogadicta perdida y de mala reputación?" así suena el universo en mi cabeza.- reí en voz baja.

-¿Crees que estoy enamorado de ti?.- preguntó, al parecer estaba despierto.

Como dije antes, apenas podía ver su rostro, pero sabía que estaba cerca y mis dedos seguían acariciando su barbilla, así que en realidad la luz no parecía tan importante en estos momentos.

-Sólo era una pregunta hipotética.- le dije para que no me tomara en serio.

-No sé.- suspiró.-No sé cómo es, nunca me he enamorado antes.- me confesó.-¿Y tú?.-

-Estoy igual de perdida.- dije deslizando el pulgar por su labio inferior.

-Entonces nunca vamos a estar seguros.- dijo con una pisca de diversión en la voz.

-O nos enteraremos cuando sea demasiado tarde.- sugerí.

-No seas pesimista.- al decir esto se removió un poco más cerca y buscó a tientas mi cadera.

-Podríamos preguntarle a Tyler.- le dije.

-¿Él sabe?.- curioseó.

-Sabía que no te había contado nada.- dije.-Él tiene la historia de amor más trágica que conozco hasta ahora, terminó mal. Muy mal.-

-Ahora sé por qué eres pesimista.- dijo.-¿Qué pasó?.-

-No puedo contarte.- lo detuve.-Sólo diré que fue terrible y cruda, hasta yo quedé afectada.- agregué.

-Tienen que haber relaciones mejores.- comentó.

-¿Quieres que te cuente la vez en que un chico se enamoró de mí?.- le pregunté sin pensarlo demasiado, aunque no iba a decirle nombres, así que no importaba.

-No quiero, no gracias.- negó rápidamente.

-También terminó mal.- dije de todas formas.

-¿Por qué?.- oh, la curiosidad era maravillosa.

-Estoy contigo, no con él.- dije con simpleza.

De pronto su cuerpo se estaba alejando de mí, haciendo que el contacto de mi mano con su rostro se esfumara. Y volví a entrar en pánico, quizás había recordado lo estúpida que había sido hacía unas horas. Con esto en mente me enderecé y encendí la luz de la mesita de noche.

DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora