Trece

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-¿Diga?.-

-Hola.- dije con mi mejor ánimo.

-¿Laila?.- preguntó, pero no me dio tiempo de responderle.-Intenté llamarte, pero...-

-Lo sé, perdí mi móvil.- le dije.

-Oh.- silencio.

-¿Cómo estás?.- quise saber.

Mis dedos jugueteaban nerviosos con la servilleta, doblándola y arrugándola mientras esperaba respuesta. Frente a mi Ollie se tomaba su café con suma tranquilidad y observaba atento mi rostro y mis gestos. Le había pedido su teléfono para llamar una vez más a West y así especular acerca de cómo estábamos.

-Bien, ¿y tú?.-

-Un poco aburrida, ya quiero volver.-

-Falta poco, no te desesperes.-

-Lo sé.- musité.-¿Y qué hacías?.- pregunté al notar que él no decía nada.

-Estaba pintando, el departamento es un desastre...-

-Usualmente lo es.- sonreí.

-Ahora está peor.- aseguró.

-Decidiré eso cuando lo vea.- le comenté.

Esta vez el blanco de mi ansiedad fue el pastel, así que tomé el pequeño tenedor y comencé a desarmarlo de a poco, hasta que parecía cualquier cosa menos un trocito de torta. Ollie sonreía divertido por mi nerviosismo y se mofaba de mí con sólo la mirada.

-Lo siento, me tengo que ir.- dijo.-Tengo clase en una hora y...-

-Entiendo.- lo interrumpí para que no siguiera complicándose.

-Adiós.-

-Cuídate.- dije y corté.

Alejé el teléfono lentamente de mi oreja, lo deposité sobre la mesa y se lo deslicé a Ollie. Luego mis manos estaban sobre mi cara conteniendo un gruñido de frustración que esperaba nadie en el mundo fuera capaz de captar. West estaba más que enojado, ya ni siquiera quería hablar conmigo.

-Dios sabe que no soy experto en relaciones, pero eso fue terrible.- comentó Ollie guardando su móvil.

-Estoy perdida.- me quejé aun con la cara entre las manos.

-No desesperes, estoy seguro que lo arreglarás.- me animó.

-No sé.- dejé caer mis manos sobre la mesa con pesar, este era el peor día de mi vida.-No es normal que me hable así, él es... cariñoso y preocupado, nunca es cortante y me escucha siempre.- le dije.-Y ahora él sólo me cortó, así de simple.-

-Entonces debe estar realmente molesto.-

-¿Qué se supone que haga ahora?.- le pregunté, a él, al cielo, al universo y a cualquiera que quisiera escucharme.

-Disculparte.- dijo con simpleza.

-Ya hice eso.-

-Rogarle.-

-No voy a rogar...- solté indignada. Rogar iba en contra de mis principios.

-Entonces creo que deberías comenzar a aceptar el hecho de que serás soltera.- dijo y sentí que la sangre se me iba del rostro.-O... a estar en una relación infeliz.- agregó, quizás notándome descompuesta.

-Ok, ok.- repetí.-No pensaré en eso, me mantendré ocupada. Es más, hoy iré a hablar con cada jodido empleado de este estúpido hotel y se me olvidará todo el asunto de West, listo.- dije bastante segura, creo.

DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora