Treinta y Ocho

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-¿Qué pasa contigo?-

Eso fue lo primero que salió de la boca de Tyler cuando entró a mi oficina. No era común verlo por estos lugares, menos cuando eran casi las cuatro de la tarde, pero supongo que se encontraba libre y que decidió pasar a decir "Hola" 

Está bien, era obvio que no venía sólo a saludarme.

-¿A qué te refieres?- quise saber, confundida.

-No soy estúpido.- afirmó.-Te he notado más distraída que de costumbre, no estoy seguro de qué es...- frunció el ceño.-Pero si tu no me lo dices tendré que sacárselo a West, sé que él tiene algo que ver con esto.-

-Eh...-

-Él también ha estado actuando raro.- dijo como si eso lo explicara todo.-Entonces, ¿quieres hablar?- preguntó.

Lo observé con la boca medio abierta por un total de tres horas. A veces se me olvidaba que yo no era la mejor actriz del mundo y que Tyler tenía la intuición del milenio. No sé cómo lo hacía, pero parecía que siempre que pasaba algo él ya lo sabía o al menos lo sospechaba. Que fuera del tipo de persona que va directo al grano tampoco ayudaba, no me dejaba nada de tiempo para inventar una excusa creíble.

-No sé si es la extraña relación que han tenido estos últimos meses o tu mala suerte, pero definitivamente algo te está molestando.- me apuntó.

Cerró la puerta de la oficina con suavidad y fue hasta mi escritorio, sentándose frente a mí y mirándome expectante. Lo primero que se me ocurrió fue decirle que estaba imaginando cosas, que no se preocupara y que siguiera con su vida, pero no era una buena idea mentirle. Lo más seguro era que no me creyera por completo, y si yo no le decía, West iba a hacerlo inconscientemente.

-Está bien.- asentí, conteniendo el aire pero repitiéndome internamente que estaba bien.

-Te escucho.- me animó.

-Creo que puede que sea posible que quizás exista la probabilidad de que de alguna manera quedara embarazada.- solté, con rapidez y hablando más agudo de lo normal.

Quise meterme bajo el escritorio, cerrar los ojos y taparme los oídos. Sabía que los embarazos y los bebés no eran buenos temas para tratar con Tyler, eran temas implícitamente prohibidos. Obviamente no hice nada de eso, simplemente tensé mis músculos y esperé pacientemente que le volviera el alma al cuerpo. Estaba peparada para recibir una mirada de desaprobación junto con un sermón acerca de la falta de responsabilidad, también podía aguantar verlo decepcionado y herido.

-¿"Creo"?- me refraseó, acariciándose la mandíbula y mirando la superficie del escritorio.

-Sí.- murmuré, sin esperarme esa reacción.

-¿Entonces por qué me lo estás contando?-

-Porque querías saber qué me pasaba...- dije con obviedad.-He estado matándome por el ultimo mes con la duda, West ha sido comprensivo y no me ha presionado...-

-Detente.- alzó una mano y frunció el ceño, esta vez poniendo sus ojos sobre mí.

-Crees que estás embarazada, pero no lo sabes y haz estado un mes entero con la duda.- dijo, como ordenando sus ideas.

-Sí.-

-¿Por qué no lo sabes?- quiso saber, se veía cada vez más confundido.

-No quiero saber aún, me espanta.- le confesé, sintiendo un escalofrío recorrerme la espalda.

-No puede ser.- se llevó ambas manos al rostro.-West es genial, pero necesita más coraje.- rió.

-¿Qué?-

DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora