Epílogo.

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Acomodó los papeles y los guardó dentro de una carpeta beige. Los sujetó con un clip y la colocó en el mostrador.

-Aquí tiene, es una copia para usted y otra para nosotros. Le recuerdo que no debe traer a personas ordinarias al distrito, está estrictamente prohibido, no importa si son familiares o no -dijo la señorita, luego le mostró una sonrisa -A partir de ahora, es usted un habitante permitido en el distrito, que tenga buen día.

-Gracias -respondió con otra sonrisa, tomó la carpeta y salió del edificio.

Había sido un largo papeleo, tomó casi un mes que lograran aceptarla. Sobretodo porque últimamente muchas personas ordinarias querían entrar al distrito, se hacían pasar por alterados y entraban, únicamente ocasionando problemas.

La suave brisa de la primavera de dio la bienvenida al distrito, su nuevo hogar. Aunque Robin le haya mostrado primero su habitación antes de registrarse formalmente, igual era una bienvenida.

Guardó la carpeta dentro de su mochila, cuando llegara al departamento la colocaría en otro sitio más seguro, como debajo de la cama por ejemplo.

Su teléfono vibró ante la llamada entrante. Contestó luego de comprobar quién llamaba.

-¿Qué pasó?

-¿Ya saliste? ¿Está todo en orden? -preguntaron del otro lado de la línea.

-Claro, mañana me entregan mi identificación con la dirección de aquí -dijo casi con emoción, eso venía del hecho de mudarse, claro, lo había hecho cuando era una niña pero ahora las cosas eran distintas.

-Excelente, ando cerca, espérame y voy por ti.

-Bueno, te espero en la parada de autobús, estar bajo el sol es agradable pero no -ambos se rieron.

-Llego en cinco minutos.

Después de unos largo veinte minutos, Robin apareció frente a ella, respirando cansado y agitado.

-Perdona... La tardanza -se disculpó, apoyó las manos en sus rodillas y exhaló.

-Pensé que me dejarías sola, realmente lo pensé.

-Estaba cerca, lo juro, pero me distraje y el autobús me dejó quién sabe dónde -se excusó -Ay gran señora -se quejaba y procedió a tomar asiento.

-Ten -Sara le pasó su botella de agua.

-Gracias, gracias -y no dudó en darle un gran trago -Sabes -le regresó la botella y se limpió las comisuras de los labios -No me habría cansado tanto si hubieras mejorado el clima.

-No lo manejaré a mi antojo -replicó -Me gusta el sol y sólo dejaré las estaciones fluir.

-Ay, no, eres de lo peor -se quejó una vez más.

Tomó la orilla de su camisa y la sacudió como para echarse aire al pecho y rostro. Sara desvío la mirada, de pronto sintiendo sus mejillas arder.

-Deberíamos irnos -dijo de pronto -Todavía tengo que pasar al Centro por unos resultados.

-¿Te hicieron estudios?

Sara tocó con su índice su sien.

-Por la memoria, aún no encuentran la causa de esto -respondió, encogiendose de hombros -Quiero saber pero los médicos no me dicen nada.

-Podría ayudarte a investigar, lo sabes.

-No, no, no quiero involucrar a más personas, es algo que debo resolver por mi cuenta.

Robin asintió, sintiéndo como rechazaba su ayuda. Claro que sabía que Sara era más que capaz de resolverlo por su cuenta, pero aún así no esperaba que rechazara su ayuda.

En Busca del Quinto Elemento Pt.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora