Capítulo 14.

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Daniel se acercó de inmedato a las barras de la celda, esperando ver a alguien, pero el lugar estaba solo.

Maldijo por lo bajo.

Quería ir con ella, quería ir por ella.

Recordó lo que había escuchado de los Científicos, que ellos dos podían manipular hasta el cemento.

De ser así entonces, fue mala idea encerrarlos en cuatro paredes... de cemento.

Pisó el suelo con fuerza y las paredes se derrumbaron, empezando por el centro, cómo si algo las hubiera golpeado. Inmediatamente los Agentes que estaban cerca que escucharon el sonido, corrieron a escena, pero no vieron nada salvo concreto destrozado.

Daniel corrió lo más rápido que pudo.

Buscó en todos lados a Daniela, miró en cada ventana, cada vidrio, abrió casi todas las puertas. Cuando estaba más que desesperado al punto de querer derrumbar todo ese edificio sólo para morir si ella ya no vivía, la encontró.

La vio acostada en una camilla, con tres Científicos alrededor de ella.

Palideció.

Sin darse cuenta de que los Agentes lo perseguían, e ignorando también que los demás hombres de bata lo veían, abrió las puertas y corrió hacia ella.

-¡Hey! ¡Hey! ¿Quién es ese joven? -escuchó preguntar.

Cuando él llegó hasta ella, la tomó entre sus brazos, esperando que su tacto la hiciera despertar.

-¿D-daniela? ¡Daniela! -la sacudió un poco para despertarla.

La joven abrió sus ojos, despacio y sonrió cuando lo vio frente a ella.

-Llegaste... -dijo y colocó su mano en el rostro de él.

-Vengo por ti -le dijo.

Colocó sus brazos debajo de las piernas de ella y la joven se aferró a él.

Era sólo un niño, de apenas once años pero con la fuerza suficiente para cargar a su frágil compañera.

-Suéltala -le advirtió un científico.

- ...No puedo -respondió de manera inmediata, miró a la chica que yacía en sus brazos, débil -... Es todo para mí.

Daniela sonrió, pero había tristeza en esa sonrisa.

-¿Crees que podemos salir de aquí?

-Lo haremos -el joven asintió varias veces -Hay una oportunidad.

Acomodó bien a Daniela en sus brazos y dio un salto al suelo, el golpe fue tan fuerte, que el suelo se partió y ellos dieron en el piso de abajo. El impacto hizo que Daniel soltara a Daniela, ella se separó de él y no podía verla.

Se levantó el polvo y él comenzó a toser, era tan denso que parecía neblina.

-No... no... ¡Daniela! ¿Dónde estás?

No escuchó su respuesta, pero si pasos apresurados.

-¡Daniela! ¡Responde! -gritó, desesperado por encontrarla, tosió.

-¡Aquí está uno! ¿Dónde está el otro? -escuchó la voz gruesa de un hombre.

-¡D-daniel! -le gritó ella con voz débil.

-¡Daniela!

Giró el rostro para encontrarla y la vio. Ella estaba siendo llevada por un par de Agentes e intentaba hacer que la soltaran.

-¡Aquí está el otro! -sintió cómo un par de manos lo levantaban del suelo -¡Llévenlos de regreso a otra celda!

-¡No!

En Busca del Quinto Elemento Pt.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora