Al amanecer se había levantado del suelo para pasarse al sofá. No guardó ni recogió nada, ya que cuando llegara su amigo, los ocuparía de todos modos.
Eran las nueve del día y ya estaba desayunado con Alba, la joven no pudo esperar más tiempo y terminó en la puerta de su apartamento a las siete de la mañana.
Pero oara no molestar a William, había llevado un pay que compró en la panadería.
Mientras comían, ella le hacía preguntas sobre él. Quería conocerlo, ya que si bien no tenía interés un romántico, quería conocer a la persona que se quedó con Sara en sus últimos momentos.
—¿Que ha sido de tu hermana? —le preguntó, recordando a la peliblanca del laboratorio.
—No he hablado con ella en un tiempo. Supongo que es algo cruel de mi parte —picó de su comida para darle un bocado.
—¿Y porque no lo haces ahora? —quiso saber.
—La última vez que hablamos, terminámos gritándonos, prefiero no hacerlo ahora. ¿Podemos cambiar de tema?
—Bien... noté que estabas leyendo unos libros ¿Investigabas algo sobre lo que sucede?
William asintió con la cabeza de manera lenta.
—Si, así es, pero no encontré mucho. Mi amigo debe saber algo, de eso estoy seguro.
Terminaron el desayuno tranquilos y después comenzaron a investigar más, buscaron en Internet y también en los libros que él tenía guardados.
Lo que iban encontrando lo apuntaban en otro cuaderno, para no perder esa información. Ella seguía haciendole preguntas a él y viceversa, la gemela abrió la boca para preguntarle otra cosa, pero los golpes en la puerta los interrumpieron.
—Oh, supongo que es él —dijo William poniéndose de pie.
—¿Él? ¿Quién?
William abrió la puerta d ela casa.
—¡Hey, William! —exclamó el muchacho de afuera tenía los brazos abiertos, se mostraba feliz.
—¡Daniel, cuanto tiempo! —exclamó Will y saludó al otro joven aceptando su abrazo.
—Vives en lo más alto del edifico, no pudiste escoger algo bajo? Casi muero por la falta de aire —dramatizó el amigo.
—Calla y pasa —respondió el de ojos moteados.
—Gracias —el joven entró.
Era de la misma estatura de William, su tez era bronceada y sus ojos marrones, su cabello oscuro no muy largo, cuando sonreía, podían notarse sus hoyuelos. Llevaba consigo una mochila.
—Supongo que este apartamento es perfecto para ti ¿No? A ti que te gusta estar cerca del cielo —opinó Daniel, esperando que él siguiera con su broma, pero no fue así.
—Ajá... ¿Quieres algo? —le invitó —Toma asiento, estoy seguro que el camino fue largo.
—Eh, si, agua por favor —se sentó en el sofá y el dueño del lugar se fue a la cocina —Sólo a ti se te ocurre decirme que quieres que venga con urgencia y para colmo vives quién sabe dónde —se quejó.
—Pero me encontraste —le dio el vaso.
—Pero te encontré —lo señaló con el vaso.
—Oh, claro —William se acercó a la gemela —Ella es Alba —la susodicha se levantó.
—Es un gusto —le estiró la mano para estrecharla.
Desde dónde estaba sentado Daniel podía ver perfectamente en los estantes detrás de ella, la foto de la gemela.
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En Busca del Quinto Elemento Pt.2
Ficción General*Continuación de la historia "La Chica de los Cuatro Elementos" *No leer esta historia si no has leído la primera. Dos años después de que cayera el laboratorio, los problemas comienzan acechar a Alba. Los Cuatro Elementos están abandonando a...