Y nuevamente el aroma a menta y perfume masculino se adentraron a mis fosas nasales. Intente distraerme un poco pero aún asi no podía sacar de mi mente que denuevo estaba en las garras de O'donell.
-¿Qué hora es?-pregunto encendiendo el coche.
-Van a ser las cinco-respondí, y enfoque mi vista hacia él, se encontraba mordiendose el labio maniobrando el volante. Entonces mi vista viajo a sus manos, masculinas y fuertes.
No podía evitar esa accion en mí, siempre tenia la necesidad de fijarme en las manos, si no eran lindas simplemente el chico ya no funcionaba, era como una característica esencial.
Eso me hizo recordar al tonto rechazo que cargo un chico al descubrir que tenía manos de dinosaurio.
-¿Que miras en mis manos?-dijo riendo.
Rei nerviosamente.
-¿Me lo vas a decir?-insistió con el mismo aire divertido.
Le reste importancia y prendi la radio recibiendo un estirón del pelo.
Di una bocanada de aire y hable.
-Es una manía que tengo con los chicos, si no tienen manos lindas y masculinas ya no me gustan-comenté rápidamente.
-¿Las tengo?-siguió divertido.
No se lo iba a decir, estaba segura que tomaría delantera y se aprovecharía de ese punto a favor.
-¡Vamos! Dímelo-insistió.
-¿Por qué te importa tanto? Es algo
tonto-negue con la cabeza.
-Tal vez sea una pista para saber que te gusto-sonrio de lado para luego sujetar mi mano delicadamente. Me quedé por un momento observando la extraña escena que se había formado hasta que reaccione.
-El hecho de que tengas lindas manos no quiere decir que me gusto de ti
Jackson-aparte su mano y rei luego de darme cuenta de cómo lo había llamado.
Una canción pegadiza sonó y canturree todo el camino.
Hasta que sin darme cuenta estábamos en frente de un Café.
Tantee con el teléfono por un momento revisando todas las llamadas de Cands y mensajes extraños de que si Jack me había raptado respondiendole con un simple:
«Estoy bien».
-¿Que quieres para comer?-preguntó luego de haber entrado.
-Algo ligero, un café estaría bien-me encogí de hombros, él me miró ceñudo.
-No has comido nada en todo el día, no te dejare que solo comas eso-dijo sentandose.
-De todas formas no traje mucho dinero asi que me conformo con un café-repetí, una señora apareció en la escena, regordeta, bajita y con un recogido voluminoso.
-¿Qué desean?-hablo con una gran sonrisa en el rostro, mi vista cayó en sus labios los cuales estaban pintados de un rojo vivo.
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Soportando a Jack.
Teen FictionElenna Carson Fusco a sus diecisiete años nunca tuvo la oportunidad de haberse enamorado y eso ella lo consideraba como un privilegio. Pensaba que el amor era pura cuestión de suerte y dudaba mucho haber nacido con mucha. Aferrada en los libros rom...