Mi corazón se paro por un segundo al sentir como sus ojos me transmitían todas sus intenciones e imaginé lo que estaba a punto de ocurrir. Tan solo recrear las imágenes en mi cabeza provoco que mi cuerpo destellara como una corriente de electricidad.
Los labios de Jack saltaron a un lado formando una sonrisa audaz y picarona que no pude resistir antes de que dejara escapar las siguientes palabras:
—¿Crees que iba a ser el único en disfrutar en esta habitación?
Por la forma en que lo había dicho supe que me estaba acorralando en un juego bastante picante y le sonreí tímida sin poder formular una respuesta concreta.
Sentí como los nervios comenzaban a recorrer mi piel a medida que los segundos pasaban y aquel cosquilleo tan familiar chispeó en aquella zona baja.
Su expresión detonaba completa diversión.
La temperatura de mi cuerpo ya se había acoplado completamente con la vibra sexual que abundaba la habitación; específicamente por la actividad que yo acababa de culminar y sentí una necesidad extraña de que Jack realmente me tocara todo el cuerpo.
¿De donde había salido tal atrevimiento de mi parte?
Aun no lo sabia.
¿No crees que tus hormonas disparatadas al cien tuvieron que ver con ello Elenna?
Sin decir nada más, el ojiazul se acercó a mis labios atrapándolos con fervor volviendo a sentir como algo vibraba en mi a medida que su lengua se dedicaba enredarse con la mía.
La profundidad del beso era fascinante, tanto que mi cuerpo cayó hacia atrás quedándome boca arriba sobre el colchón. Jack aprovecho aquel momento de debilidad para quedarse encima mio y acorralarme con su cuerpo desnudo. Para ese entonces mi camiseta estaba por la altura de mis costillas a causa de nuestros movimientos.
Mi corazón palpitaba sangre y mi respiración era la pura representación externa de aquello.
Mordió mi labio inferior con la suficiente presión para que el dolor fuera satisfactorio y encendiera el deseo que llevaba dentro. Se separó de mi ahora concentrándose en mi mandíbula y dirigiendo cada beso en un camino seductor hacia mi cuello.
La fina tela de mi camisola parecía ser un muro entremedio de nuestros cuerpos por lo que la necesidad que tenia de quitármela de encima se estaba volviendo insoportable.Aun así sabiendo de que si esa prenda desaparecía de mi cuerpo iba quedar solamente en bragas y las cosas se iban disparatar por completo.
Acaricie toda su espalda sintiendo su piel tibia y sus músculos firmes en mi tacto. Confirmando que era una de sus características físicas que mas me provocaban pensamientos imprudentes.
Solté un suspiro de satisfacción una vez que sus manos atraparon mis pechos desnudos por debajo de la tela para luego comenzar a masajearlos con delicadeza. La combinación de sus labios perdidos en mi cuello y su previa acción me estaban haciendo perder la cordura. Lueo de un par de segundos que parecieron eternos para mí finalmente decidió correr el pedazo de tela hacia arriba liberando mis pechos ante él.
Jack se separó lo suficiente para que su rostro estuviera por encima de ellos y me echo una mirada fogosa antes de que decidiera hacer lo siguiente:
Con una suavidad y elegancia única sus labios se posaron justo encima de mis pezones expuestos provocando un torbellino de sensaciones dentro mio. Su lengua comenzó a juguetear con uno de ellos con toda habilidad y de mi boca volvió a salir otro suspiro de satisfacción.
Cerré los ojos perdiéndome en el placer que me estaba brindando con su boca. Me encorvé hacia arriba de manera reflexiva exponiéndome aún más a él y engancho un brazo en mi cintura sujetándome con precisión.
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Soportando a Jack.
Подростковая литератураElenna Carson Fusco a sus diecisiete años nunca tuvo la oportunidad de haberse enamorado y eso ella lo consideraba como un privilegio. Pensaba que el amor era pura cuestión de suerte y dudaba mucho haber nacido con mucha. Aferrada en los libros rom...