20. Algo inesperado.

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Abrí los ojos lentamente por la claridad del sol, me removí en la cama sintiendo un peso encima mio, baje mi mirada y pude pillar el gran brazo de Jack descansando alrededor de mi cintura,
sonreí de manera instantánea. Me di media vuelta con cuidado a que no despertara para verlo de frente.

Su rostro estaba tranquilo al igual que el resto de su cuerpo, su respiración lenta y sus labios algo entreabiertos.
Lucía tan tierno e indefenso, algo que la mayoría del tiempo no era. Me quedé colgada admirando su increible atractivo por un par de minutos hasta que mi cerebro reaccionó tratando de disipar cualquier sensación dentro mío.
Me despojé de las sabanas y me levante de la cama lentamente, en puntillas troté al aseo sin dificultad de encontrarlo ya que estaba adentro de la habitación.

Cerré la puerta con un gran esfuerzo de no hacer ningún ruido.

Suspiré, analizando todo lo que había pasado.

No podía creer que había dormido en la misma cama que él, y mucho menos lo que habíamos hecho antes de dormir. Tan solo había pasado un par de horas, podría jurar que su aroma estaba aún impreso en mi cuerpo. Había cruzado todos mis límites, era una locura.

Me acerqué al lavabo observándome en el espejo, mierda estaba hecha polvo.

Lo que había sido maquillaje anoche ahora eran simples manchas esparcidas por mi rostro.

Me apresuré a lavarme el rostro para borrar todo rastro de maquillaje en mi, me enjuagué la boca y trate de arreglar mi pelo con mis dedos que aún seguía rizado.

No dejaría que Jack me viera en mi faceta de cavernícola.Cuando logré lucir presentable, salí del baño nuevamente en puntillas, quería tener la tierna y hermosa imagen de Jack durmiendo por unos minutos más.

Me metí en la cama sin poder borrar la sonrisa de mi rostro.

–Si pudieras ser tan tierno e indefenso como luces ahora–susurré para luego morderme el labio.

Segundos después su brazo volvió a engancharse en mi cintura cogiéndome desprevenida.

Sus ojos se abrieron en pares y una sonrisa apareció en su rostro.

Me quedé perpleja, ¡mierda! ¡Me habia engañado!

–¡Hey! ¡Pensé que estabas dormido aún!–rechisté sintiendo la sangre subir a mis mejillas.

–Lo estaba, hasta que te escapaste de mí–su voz sonó rasposa algo que hizo que mi estomago sufriera revoltijos

–Con que soy tierno...–volvió a sonreír clavando sus ojos en los míos.

Negué con la cabeza con ganas de matarlo, él amaba sacar provecho a cualquier cosa que pudiera intidimarme.

–¿Que? ¿Quien dijo eso?–me hice la tonta sin despegar mis ojos de los suyos, su mano comenzó a acariciar mi espalda baja haciendome sentir increíblemente bien.

–Tú, lo haz dicho tú–respondió, de nuevo esa voz tan sexy.

–Creo que te estás confundiendo con un sueño cariño–bromeé haciendo que soltara una risilla despreocupada.

Por todos los Santos, esa risa había sido una sinfonía para mis oídos.

–Tienes razón, puede que haya soñado contigo–hizo una mueca divertida, me mordí el labio.

Soportando a Jack. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora