CAPÍTULO 8

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- ¡Cami! ¡Buenos días! –alzo mi cara de la banca viendo a una Alex alegre llena de energía- ¡Oh por dios! Pero... ¡¿Qué te panzo?!

¿Panzo?

Alex y sus extrañas palabras.

Suspiro- tu qué crees –me restriego las manos en la cara- no pude pegar el ojo por toda la noche.

-Y ¿eso? –se sienta aun lado de mí.

-Bueno, todo se lo debo a mi hermano –recargo mi cabeza en la palma de mi mano toda cansada- en la madrugada no sé qué tanto estaba haciendo, salió de casa por unas horas y luego regreso.

- ¿En la madrugada? –asiento- que raro, no es de, el hacer eso o ¿sí?

-Por supuesto que ¡no! –bostezo.

-Y...

-No supe por qué tanto ruido y movimiento por parte de el en la madrugada, me levante super tarde creí que no llegaría a tiempo.

-Vaya, bueno dale gracias al poderoso yisus que nos toca a la primera hora literatura –saca una bolsa de pan y dos cajas de cartón de leche de chocolate- y también de que haya traído pan recién hecho de mi madre.

Sin decir más me pone una leche en mi lugar y deja dos panes, la miro como si fuera una deidad como un ángel caído del cielo que vio mi sufrimiento y vino a ayudarme.

Empezamos a desayunar en el salón en lo que la maestra llegaba que siempre se retrasa como diez a quince minutos, cada bocado que entraba en mi cuerpo me llenaba cada vez más y más de energía el dolor leve de cabeza empezó a desaparecer le doy gracias a la vida de que tenga a Alex como amiga que me pueda traer pan calientito a la escuela.

Estaba por quitarle uno de sus panes de Alex que un fuerte golpe en la entrada del salón hace que todos miremos a esa dirección y se haga un gran silencio, un chico se encontraba tirado en el suelo los libros que traía en las manos se encontraban esparcidos un chico entra al salón burlándose de él y pisando sus libros.

-Que patético –escupe hacia los libros- necesitas ayuda japonesito –el toque de burla en su voz hace que me enoje y pierda el apetito.

Otro chico aparece ubicándose detrás de este burlándose también, Alex veía la escena con la expresión neutral dándole mordiscos a su pan.

- ¿Necesitas ayuda amigo? –dice este segundo chico hincándose frente a el- por eres nuestro amigo ¿cierto?

-Yo... ah...

Truena la boca- que molesto.

Sin ningún motivo le da una cachetada, el chico tiembla llevándose la mano al área donde fue a impactar su mano.

Todos los del salón se hacían como que no estaba pasando nada, aunque se podía ver que no miraban a la dirección de la escena se podía notar que de reojo eh disimuladamente miraban lo que estaba ocurriendo.

-Que molesto –dice Alex alado de mi tirando su pan a la butaca- no puede iniciar el día tranquilo.

De mi mochila saco unos clínex y me paro siguiéndome Alex que se encontraba muy molesta.

Al pararme detrás de esos dos chicos y viendo que no son muy altos tomo a los por las patillas jalándolos hacia atrás.

- ¡Ah! ¡auch! –se quejan los dos del dolor.

Me hago aun lado me ubico enfrente de ellos y los miro de abajo hacia arriba con asco eh les dar la espalda, el chico me miraba temblando aun con la mano en la mejilla que está un poco rojo, me hinco y le ofrezco mis clínex.

Cálido Como Tú CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora