CAPÍTULO 24

40 5 0
                                    

Me arrepiento, juro que me estoy arrepintiendo en este repentino plan, conforme más pasaba el tiempo en este carro era señal de que tarde o temprano estaremos de llegar a su casa, ganas me sobran de abrir la puerta del carro en movimiento y aventarme como en esas películas de acción que tanto les gusta ver a mis hermanos, pero sería estúpido porque si lo hago los carros que transitaban la calle me atropellarían y quiero vivir.

Miro de reojo a Eric que está muy atento a la calle y luego miro el espejo retrovisor mirando la camioneta negra que nos viene siguiendo, Alex en todo el día me decía que era mala idea que fuera sola a esa comida ya que no conocía en su totalidad a esa familia, pero el motivo del porque acepte no desaparecía de mi cabeza y hay que admitirlo es difícil toparme o verlo en esta gran ciudad que este es una gran oportunidad en saber si está bien o... no se saber por qué se fue sin decir nada.

Además, no estaría sola mis dos guardaespaldas que vienen en el carro de atrás estarán a mi lado en todo momento y para dejarlo más claro a su familia no le cambien tocarme o hacerme algo siendo la única hija de los Mayer.

Aún seguía lloviendo, pero con más intensidad que era como si el cielo me quisiera decir que algo malo está a punto de pasar.

Trago grueso al ver como un portón gris se abre dejando ver una gran casa y un jardín con una fuente en medio, deja el carro frente de la puerta y sin esperarlo salgo del carro. La camioneta donde venían mis guardaespaldas aparca detrás del carro que viene y se bajan.

-Bienvenida a mi casa –dice sonriente que le regreso la sonrisa.

Abre la puerta y primero nos recibe es una gran sala todo el interior estaba pintado de planco y dorado dándole un toque muy elegante, una enorme televisión más grande que la mía eh de decir llamaba mucho la atención los sofás eran de un color chocolate que estaban sobre una gran alfombra en la mesa de centro había un florero y controles uno de ellos debería ser del televisor, detrás de la ventana colgaban unas grandes y largas cortinas que me pregunto cómo le hacen para abrirlas y cerrarlas, en el techo colgaba un hermoso candelabro que por la luz que reflejaba en ellos el techo blanco lo inunda un mar de gotas de arcoíris era simple mente hermoso, a la derecha unas enormes escalera curvado se encontraban y al otro lado de ellas el comedor las escaleras marcaba donde terminada la sala y el comedor, voces en la cocina conforme más nos acercábamos llamas por completa mi atención que de eso veo a la madre de Eric sacando algo del horno cuidadosamente, olía muy bien que me gruñía el estómago y eso que comí mucho en la cafetería de la escuela para no comer tanto aquí.

-Madre ya llegamos –la señora Coello alza la mirada y una gran sonrisa aparece en su rostro al verme.

- ¡Vaya! Han llegado ya –deja lo que sea que saco del horno y se acerca rápido a saludarme- Camila, me alegra mucho que hayas venido querida.

-Gracias por la invitarme.

-No es nada, cariño –mira a su hijo- es bueno que hayas aceptado la invitación de mi hijo, cuando me llamo para decirme que habías aceptado en venir entre en pánico –espeta- arregle toda la casa y creo que me pase de platillos para la comida –dice este último mirando hacia la mesa donde había mucha comida como si fuera año nuevo- no sabía que te gustaba así que hice de todo.

-Bueno –miro a Eric y luego a ella- no es lo que a mí me gusta si no al cumpleañero.

-Eric le gusta de todo –lo mira divertida- no tiene un platillo favorito.

-Ya veo...

-Bien que les parece si ven la televisión en lo que termino aquí de preparar todo. –nerviosa voy dando pasos hacia atrás- tu padre no tardará en llegar le encantará mucho verte.

Cálido Como Tú CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora