CAPÍTULO 23

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Un susurro, otro susurro más susurros junto con muchas miras discretas y otras no tanto se dirigían a mí.

Caminando por el pasillo de mi escuela con unos libros pegados a mi pecho que me aferraba a ellos como si mi vida dependiera de ello, desde el momento en que puse un pie dentro de la escuela las miradas y susurros no se hicieron de esperar ¿Por qué? quien sabe solo lo que sí es de todo esto es sobre mi porque hasta en el baño cuando me ven dejan de hablar y me miran de una forma que me pone muy incómoda.

Estaba por tomar mi tercera clase del día que era en el laboratorio así que tenía que cruzar todo el edificio de salones, el patio para llegar al otro edifico donde se encuentra laboratorio, talleres y la biblioteca.

Para mi mala suerte Alex y Saya no se encontraban conmigo ya que los mandaron a llamar a la dirección sobre un asunto que paso en el festival solo espero que no se hayan dado cuenta que se escaparon de la escuela por ir a verme.

Hacia lo posible de ir por pasillos donde no hubiera tantas personas pero es como si se hubieran puesto de acuerda y todos se encontraban fuera de su salón de clase y bueno un poco era entendible ya que era cambio de materias pero aun así antes se quedaban en sus salones platicando o se iban a la cafetería a ver que botana comprar, giro por uno de los pasillos que sin querer choco con alguien cayendo de golpe al suelo, por un momento creí que todos pusieron cara de horror, alzo la mirada topándome con alguien que nunca me lo topo en la escuela salvo en las salidas cuando se le da por molestarme y sacarme de mis casillas.

- ¡Camila! lo siento mucho no me fije por donde iba –dice todo preocupado que se agacha y me ayuda a levantarme- ¿te sientes bien? ¿te hice daño?

Ok... esto es... raro

-Estoy bien, fui yo la que no veía por donde iba –suelto sacudiendo mi ropa, la preocupación y angustia en su mirada es nuevo para mí verlo en el- enserio que estoy bien Marcus.

Traga grueso- lo siento –dice en voz baja- ah... ¿Dónde te diriges?

-Voy al laboratorio –fruncí el ceño al tener una conversación tan normal que no lleva insultos y grosería el uno al otro- ah, bueno me tengo que ir.

Paso de logro a su lado que cuando creo que lo deje atrás en un abrir y cerrar de ojos aparece a mi lado espantándome.

-Te acompaño –dice con una gran sonrisa en el rostro que hace que quiera salir corriendo de su lado, esa sonrisa no es muy de, el hacerlo, una sonrisa amable para nada arrogante o con malas intenciones.

-Ah... no es necesario –apresuro el paso.

-Insisto –dice siguiendo me el paso.

los susurros desaparecieron, pero las miradas aún seguían al llegar al patio de la escuela a mitad de camino paro en seco porque no podía soportarlo más tenerlo a mi lado y que estuviera mirando de rojo todo el tiempo.

-Bien, ¿Qué es lo que quieres? –me cruzo de brazos frente a él.

- ¿Qué quiero? –mira de un lado para otro- no quiero nada, solo quiero acompañarte.

- ¡Vasta! Todos en la escuela me están mirando raro y susurrando cada que me ven y luego tú de la nada eres amable conmigo –espeto- ¡que es lo que pasa!

Se me queda viendo por un largo tiempo que se me hizo, da un paso atrás y se lleva una mano al cabello despeinándolo, podría ser un patán un hijo de la mandarina, pero... justo ahora que lo miro con mucha más atención eh de admitir que es atractivo.

-Que molesto –alzo una ceja al escucharlo- hace unas semanas alguien escucho por el director que estaban internada y que te estaban por hacer una operación peligrosa, el rumor se corrió más rápido como el que te transferiste a la escuela de esos ricachones y bueno todos empezaron a decir que te lastimaron por gravedad en esa escuela o un pendejo te dejo embaraza que estabas abortando.

Cálido Como Tú CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora