CAPÍTULO 21

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POV XAVIER

-Se puede saber dónde carajos te encontrabas.

Paro en eso soltando un largo y pesado suspiro, mis intentos de entrar lo más cauteloso a la casa se fueron a la basura al mirar sobre mi hombro la persona quien desde la sala me miraba de una forma que me saca de mis casillas.

Camila aun no despertaba que había tomado la oportunidad de salir de ahí con Mateo quien iba a su casa a tomar una ducha y cambiarse, igual motivo por el que estoy en la mía, metería ropa en una maleta y me iría a mi departamento que desconocen de su existencia mi padre y que la mayor parte me la paso en ese lugar.

Me le quedo viendo por un corto tiempo que sigo mi camino al segundo piso.

- ¡TE ESTOY HABLANDO ENGENDRO! –la escucho levantarse y seguirme a las escaleras- Sabes, ya es muy molesto que estés viviendo en mi casa y tenga que ver su cara todos los días como para estar soportando también a tu padre que no has venido a la casa por tres días.

Termino de subir las escaleras y me dirijo a mi cuarto que al fijar mi mirada a la puerta lo noto entre abierta.

Me toma del brazo haciendo que pare en medio pasillo, sus largas uñas se entierran en mi piel que frunció el ceño y lo volteo y la ver.

-Te estoy hablando –su voz fría y cortante resuena por el pasillo- ¿Dónde estabas? Otra vez con esos vagos de amigos que tienes o de seguro acostándote con cualquier mujerzuela que te encuentras.

-Suel...tame –mi voz fría, cortante hace que se tense y de un jalón me suelta arañándome el brazo.

-Lo que me faltaba –bufa- me importa una mierda lo que hagas con tu patética vida, pero hazle el favor y dile a tu padre a dónde vas.

- ¿Qué? también quieres que les digo a qué hora meo y cago –pone una cara de asco- no tengo porque decirle a mi padre y a ti donde me encuentro y con quien estoy vale, así que ahórrense el numerito de "padres preocupados" y sigamos fingiendo que no existimos para el uno y del otro.

-JA, preocupados –suelta una risa chillona que me molesta en los odios- no te confundas cariño, si está viviendo aquí es porque no tienes a donde ir y nos necesitas, solo eres un arrimado en esta casa, un engendro sin madre... -aprieto los labios y hago puños mis manos- si fuera por mí ya te hubiera echado de la casa rapidito a la calle donde perteneces –truena los dedos enfrente de mi cara- solo eres un niño abandonado.

Escuchamos la puerta principal abriéndose de la casa, de seguro era el, ella se da la vuelta para regresar, pero antes me voltea a ver me mira de abajo para arriba con una mirada de asco y molestia en ella.

-Que molestia tienes toda la cara de esa perra que me das asco.

Doy un paso al frente dispuesta a lo que sea, pero me contengo, si pierdo los estribos me metería en problemas que me impedirían regresar con ella y no quiero, más ahora que está en un estado delicado.

Sigo mi camino a mi cuarto que paro en el marco mirando con los ojos bien abiertos a todas partes, era como si hubiera pasado un huracán todo se encontraba hecho un desastre, la cama estaba desecha, las lámparas de las mesas de noches rotas en el suelo, mis libros de la escuela con hojas arrancadas esparcidos en todas partes mi ropa en el suelo llenas de algo blanco y mi armario hecho un caos, mi mirada para en ese lugar en partículas que al verlo abierto corro rápido lo abro y no se encontraban esos guantes que tanto cuidaba y atesoraba ya no estaban ahí.

Busco en todas partes, pero nada, corro al baño rebusco y nada, miro bajo de mi cama, levando las sabanas, el colchón y nada.

- ¿Se te perdió algo? –dejo de buscar en los cajones al escucharlo, me levanto y lo volteo a ver.

Cálido Como Tú CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora