📅 MEDIADOS DE JULIO
Lucía se ajustó el top blanco sin tirantes que llevaba. Su tía le había prestado la falda negra plisada que estaba usando. Las dos tenían la misma talla, y casi la misma estatura. Y tenía que reconocer que le quedaba de escándalo. Delia y ella se habían peinado y maquillado en la casa de la morena y su amiga le había hecho las ondas del pelo bastante marcadas.
- Seguro que cuando te vea Brahim se cae de espaldas -le dijo Delia al oído mientras se agarraba a su brazo y caminaban hacia una de las casetas donde habían quedado con los demás.
Ese fin de semana se celebraba la feria en el pueblo de al lado. Lucia iba a ir con Delia y sus amigos, y a la vuelta de quedaría a dormir en casa de la vecina.
Lucía se rió ante el comentario de su amiga. No esperaba encontrarse al moreno ésta noche aquí y tampoco es que tuviera muchas intenciones de que pasara nada. Ella no era muy lanzada para algunas cosas, ni tampoco tonta.
- Mirad, allí está mi prima -África les señaló una de las casetas que había al aire libre donde efectivamente, estaba Bandana. La cual llevaba un vestido bastante corto, si es que eso podía calificarse como vestido claro.
Saludaron a la chica y se pidieron algo de beber en la barra. La voluptuosa morena también miraba a Lucía fastidiada. Sabía del interés que Brahim tenía en la rubia y no estaría preocupada si solo fuera que quería follársela y punto, no, era algo más y lo veía en los ojos del chico cada vez que la miraba. Sobre todo después de lo que pasó el otro día en la piscina.
- ¿Qué bebes?
Lucía se giró al escuchar esa voz. Esa voz que le cortaba la respiración cada vez que le daba la gana. Brahim. Tragó saliva para darse la vuelta lentamente. Alli estaba él. Delante suya. Y más guapo que nunca. Con unos vaqueros claros y una camiseta negra. Su pelo algo despeinado y todo su cuerpo gritando peligro. Lucia apretó sus labios emitiendo un ligero jadeo apenas imperceptible. Levantó su mirada para cruzarla con la suya y sentir en ese momento un pequeño revoloteo en su estómago y como el aire se volvía más caliente todavía.
- Creo que sangría -le dijo ella tendiéndole el vaso. Él levantó su mano para cogerlo. Sus dedos se rozaron al tocarse y una pequeña corriente eléctrica pasó entre esos dedos. Brahim bebió de lo que ella le ofrecía sin apartar su vista de ella y se relamió los labios al terminar.
- Es sangría si -le dijo él esbozando una pequeña sonrisa satisfecha.
Brahim le dio un repaso descaramente. Esa falda le quedaba de escándalo, dejando al aire unas piernas torneadas y unos muslos que no podía evitar desear tenerlos alrededor de su cintura mientras se hundía en ella una y otra vez. Siguió subiendo su mirada hasta detenerse en ese top blanco que resaltaba sus pechos y que parecía hecho para desatar un infierno. Sus ojos recorrieron su figura hasta clavarse de nuevo en los de Lucía. La rubia se mordió los labios nerviosa y a la vez algo excitada por su escrutinio.
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El Castillo - Brahim Díaz
Teen FictionBrahim llevaba la palabra peligro tatuada en su piel. A sus 18 años era un conflicto andante. Después de este verano por fin sería libre y nada ni nadie lo podría parar. Lucía no quería pasar su último verano antes de ir a la Universidad en el puebl...