📅 PRIMERA SEMANA DE SEPTIEMBRE
📅 SÁBADO
Aquella iba a ser la última noche que Lucía pasaría en Arroyo Laurel. También sería la última que estaría con Brahim. Su padre vendría a recogerla al día siguiente junto con su nueva novia. No tenía ánimos para nada. Llevaba toda la semana triste, apenada. Deambulaba por la casa muy melancólica, aunque cuando estaba delante de sus tíos y de Brahim intentaba disimular todo lo que podía.
Pensar que en unas horas ya no lo vería más. Que no volvería a besarlo, ni a acariciarlo, ni a estar entre sus brazos, ni a gemir su nombre mientras hacían el amor. Se dio la vuelta en la cama y se llevó el puño a la boca mordiéndolo para acallar su llanto. Nunca en la vida se había sentido así. Con esta sensación de pérdida. Porque a quien perdía era a él. A la única persona por la que había sentido algo en toda su vida.
Y no solamente era por Brahim por quien estaba así. También le dolía dejar a sus tíos. Aunque bueno, a ellos los podría ver todo lo que quisiera. Este verano le había hecho darse cuenta de que ellos eran su verdadera familia y que podía contar con sus tíos siempre que los necesitara.
Un golpe en la puerta le hizo limpiarse las lágrimas e incorporarse. Su tía Olga asomó la cabeza y le sonrió a su sobrina.
- Brahim está aquí cariño -le dijo ella con mucha dulzura, pero, siendo consciente de la tristeza de su sobrina. Pues, era tan evidente que Lucia lo estaba pasando tan mal.
- Ya salgo -le contestó sin apenas mirarla.
No quiso hacerlo porque sabía que si lo hacía, se pondría a llorar de nuevo, y tenía que intentar hacerse la fuerte delante de todos. Esperó unos segundos y se calzó las zapatillas. Salió de su habitación y se encontró a Brahim de pie en el comedor, mirándola con una pequeña sonrisa. Su corazón saltó en su pecho y comprendió que nunca en la vida iba a poder recuperarse del adiós que tendría que darle en unas horas.
- Hola, Lu -le dijo él con esa sonrisa que lo desarmaba por completo- ¿nos vamos?
- Claro -le dijo ella con la mejor de sus sonrisas, esa que contenía las lágrimas que pugnaban por salir de sus mejillas.
- Tened cuidado, Brahim -le advirtió su tío- mejor la playa de La Luz que la de la Reinosa.
- Yo también lo había pensado -le dio la razón Brahim- cógete una chaqueta, Lu.
- ¿Una chaqueta? ¿Y eso? -le preguntó ella algo confundida mientras cogía su chaqueta vaquera. El moreno la miró curvando su boca en esa sonrisa especial, para, segundos después, agarrar una de sus manso.
-Porque esta noche, tú y yo, dormimos en la playa.
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El Castillo - Brahim Díaz
Roman pour AdolescentsBrahim llevaba la palabra peligro tatuada en su piel. A sus 18 años era un conflicto andante. Después de este verano por fin sería libre y nada ni nadie lo podría parar. Lucía no quería pasar su último verano antes de ir a la Universidad en el puebl...