📅 SÁBADO
📅 DOS DÍAS DESPUÉS
Dos días. Dos días llevaba Lucía sin saber nada de Brahim. Dos días en los que había procurado no salir por los mismos sitios donde pensaba que estaría, y si lo hacía, era después de las diez de la noche, hora en la que él ya estaría en el Castillo.
Era sábado. Delia le había dicho que estarían en la terraza de verano que había en el pueblo. A ella no le apetecía mucho ir, así que por eso se había quedado en casa. Su tía le había dicho que hoy tendrían invitados para cenar. Haría acto de presencia y se volvería a su cuarto. Es que ni ganas de comer tenía.
Bueno, es que no tenía ganas de nada. Lo de Brahim la había dejado peor de lo que pensaba. Era consciente de que lo suyo era un rollo de verano y ya está. Aunque tal y como él la trataba, había pensado que era algo más. Que por lo menos podrían compartir sus cosas. Estaba claro que ella se había creado unas expectativas que no se iban a cumplir. Aunque de todas formas ella no se merecía la actitud del chico.
Escucho el timbre de la calle y unos segundos después, voces en el salón. Se levantó de la cama y se puso las chanclas dispuesta a salir al comedor. Abrió la puerta de su habitación y se dio de bruces con un muchacho de su misma edad aunque más alto que ella. El castaño de ojos medio oscuros era más alto que ella y la miraba con una sonrisa burlona en el rostro mientras la evaluaba de arriba a abajo. Algo que a Lucia le hizo gracia.
- ¿No pensabas salir a saludarme? rubia de bote -le dijo él sin dejar de sonreírle. Lucía no se lo pensó y se arrojó a sus brazos sumamente feliz de verlo.
- ¡Nico! ¡Como me alegro de verte!
📅 MÁS TARDE
- A mi madre le ha faltado tiempo para venir a ver a su hermana - le decía Nico mientras paseaban agarrados del brazo, por las calles de Arroyo.
Nico era el hijo de la hermana de tía Olga. Vivía en Madrid y estudiaba INEF. Ambos jóvenes llevaban sin verse desde una noche de Navidad que coincidieron en una de las múltiples fiestas que se celebraban en la capital. Ambos eran bastante cercanos, lo que les permitía sus estudios y la distancia, pues no era que vivieran muy cerca el uno del otro en Madrid.
ESTÁS LEYENDO
El Castillo - Brahim Díaz
Teen FictionBrahim llevaba la palabra peligro tatuada en su piel. A sus 18 años era un conflicto andante. Después de este verano por fin sería libre y nada ni nadie lo podría parar. Lucía no quería pasar su último verano antes de ir a la Universidad en el puebl...