24. El chantaje

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📅 UN PAR DE DÍAS DESPUÉS 

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📅 UN PAR DE DÍAS DESPUÉS 

A Brahim le tocaba hoy cocina en El Castillo. Todos los que estaban en el centro tenían varias tareas asignadas que iba rotando cada semana. De esta forma, les hacían responsables y también, fomentaban la participación y la colaboración. 

En cuanto termino el servicio de comidas, empezó a recoger el comedor pensando en lo que haría esa tarde. Había quedado con Lucía en que irían a la playa. Deseaba tanto estar con ella y poder besarla lejos de miradas ajenas. En los últimos días, el deseo que sentía por la rubia era aún más fuerte, bueno, el de ella también. Les costaba un montón tener sus manos alejadas el uno del otro y al no tener un sitio donde poder dar rienda suelta a esa pasión, las ganas incrementaban aún más.

Fue a la cocina a dejar los platos en el lavavajillas cuando un chico de más o menos su edad se acercó a él. Brahim giró su cabeza para mirarlo. Lo conocía de vista. No solía meterse en líos, pero andaba con lo peor del centro, y se aprovechaban de él, precisamente por su edad. 

- Tengo que hablar contigo -le dijo el chico algo nervioso, mientras retorcía sus manos una contra la otra. 

- Pues habla, aquí me tienes -le dijo Brahim sin abandonar la actitud prepotente y chulesca que tenía en El Castillo. Esa actitud era la que le había salvado en muchas ocasiones de varias confrontaciones con otros chicos del centro.

- Mejor a solas... tengo un mensaje de Armando...

Brahim sintió como se le erizaban los pelos de la nuca y como la rabia invadía todo su cuerpo en cuanto escuchó ese nombre. El chico abandonó la cocina y él apretó sus puños cabreado. ¿Es que ni en el centro, Armando, lo podía dejar en paz?. Dejó todo lo que estaba haciendo y siguió al otro muchacho hasta salir del edificio principal. Se hacía una idea de lo que ese desgraciado quería. Pues bien, se iba a encontrar esta vez, con su oposición, pues él ya no era un peón más en el juego del rapado. 

Fueron hasta la parte de atrás de una de las murallas, y en cuanto estuvieron alejados de miradas ajena, él muchacho le tendió un móvil.

- ¿Qué es eso, tío? -le preguntó Brahim mirándolo con asco mientras el teléfono empezaba a sonar.

- Cógelo, es él... y ya sabes que no le gusta que lo hagan esperar...me ha dicho que si no lo coges... -Brahim resopló y contestó el teléfono. Descolgó mordiéndose la lengua al escuchar esa voz que tanto odiaba.

- Brahim -su nombre en los labios de Armando le produjeron nauseas. Ese era el tono de voz que ponía, cuando quería que hiciera algo. 

- ¿Qué quieres? -le respondió Brahim alzando bastante su tono de voz, para que el otro comprobara que no le tenía ningún miedo. 

- Que pocos modales tienes chico...

- ¿Qué coño quieres, Armando? -le volvió a repetir Brahim, deseando saber de una vez, el motivo de su llamada. 

El Castillo - Brahim DíazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora