32. Como Un Bis A Bis

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Estaba cegado por la ira

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Estaba cegado por la ira. 

Por la rabia.

Sólo un pensamiento en la cabeza.

Matar a ese hijo de puta. Al cabrón que la había tocado. Que casi la viola.

A ella.

A su niña.

A la persona más dulce que había conocido en toda su vida. 

Llegó al Castillo con sólo un propósito. Encontrar a Saul. Y cuando lo encontrara, no se hacía responsable de sus actos. Apretó sus puños cuando lo vio en uno de los patios, riéndose con sus acólitos.

El rapado no lo vio venir.

No se lo esperaba.

Brahim fue hacia él y cuando el otro giró su cabeza al escuchar sus pasos, se encontró con el puño del malagueño. Tal fue la fuerza con la que lo golpeó, que Saul cayó al suelo desde el asiento donde estaba. 

- ¡Hijo de puta! -le gritó Brahim mientras se ponía encima suya intentando inmovilizarlo. El resto de chicos los miraban estupefactos porque no tenían ni idea de lo que pasaba- ¡cabrón! ¡querías violarla!

Brahim le dio un puñetazo en la mejilla y echó su brazo hacia atrás para volverlo a intentar, pero ésta vez, el rapado estaba preparado, y le respondió con un golpe en sus costillas, quitándoselo de encima mientras le sonreía con malicia.

- ¡De eso nada! Tú putilla fue la que se me quiso abrir de piernas... -le dijo Saul para provocarlo aún sabiendo que si lo hacía, sería peor para él. 

Brahim se levantó y fue rápidamente de nuevo a por Saúl. Se intercambiaron golpes y puñetazos mientras intentaban separarlos sin mucho éxito. Brahim no era consciente de nada. Sólo  quería hacerle pagar por lo que le había hecho a Lucía.

Pronto la pelea llegó a oídos de los guardias del Castillo. Corrieron con rapidez a separar a los dos chicos, cuyas caras ya mostraban el efecto de la pelea. Brahim se revolvió en los brazos de uno de ellos. Aún no había terminado con Saul. Su sed de venganza aún no estaba saciada. 

- ¡No vuelvas a acercarte a ella o te mato hijo de puta! -le gritó Brahim mientras se lo llevaban a rastras dentro del edificio.

- Ella fue la que me buscó -le gritó el otro escupiendo sangre, pues de los dos, era el que se había llevado la peor parte- al parecer no le das lo que hay que darle.

- ¡Te mataré cabrón, hijo de puta!

Cogieron a Brahim con fuerza sujetando sus brazos y piernas. Lo llevaron hasta los sótanos del Castillo y abrieron una de las puertas. No era la primera vez que estaba aquí. Lo sabía perfectamente . Lo habían llevado a aislamiento.

Sin privilegios.

Sin salir.

Castigado.

Pero cada minuto que pasara aquí merecería la pena. Volvería a pegarle a Saul una y otra vez con tal de defender a Lucía. 

El Castillo - Brahim DíazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora