📅 AL DÍA SIGUIENTE
Lucía se levantó con una alegría inusitada. Anoche cuando llegó a casa, Brahim y ella estuvieron mandándose mensajes de texto hasta altas horas de la madrugada, recuperando los días que llevaban sin hablarse. Las caricias que habían compartido, los besos que se habían dado era lo más increíble que nunca le había pasado. También porque Brahim era increíble. Detrás de toda esa fachada de tipo duro, había un chico tierno, dulce, que estaba muy pendiente de ella. Hasta el punto de que a su lado se sentía muy segura.
Salió de su dormitorio y fue hasta la cocina. La escena que vio la emocionó y le hizo sonreír. Su tío abrazaba a su tía muy cariñosamente mientras una de sus manos se posaba en su barriga. Este embarazo era lo mejor que les podía pasar a ambos, y se lo merecían tanto.
- Buenos días -les dijo Lucía muy alegre entrando en la cocina.
- Buenos días cariño -le respondió tía Olga, después de separarse de su marido- ¿has dormido bien?
-De maravilla -respondió Lucía sentándose en una de las sillas.
- ¿Quieres desayunar? -le ofreció su tía señalándole el café recién hecho.
- Si por favor, me muero de hambre -le agradeció ella aceptando una de las tazas que ya había preparado para su sobrina.
- Tu tío ha traído churros.
- Oh, dios. Me encantan los churros -Lucía cogió uno de los churros con una gran sonrisa en los labios. Se sentaron los tres a desayunar, y aunque ninguno dijo nada, tía Olga estaba feliz. Por su embarazo, por tener allí a Lucía, por todo.
- ¿Qué vas a hacer hoy, Lu? -le preguntó su tío mientras miraba en su móvil las últimas noticias.
- Ahora iré a casa de Delia. Vamos a bañarnos un rato en su piscina y a cotillear como las adolescentes que somos -le respondió ella riéndose.
- Miedo me da de quien habléis -señaló su tío dejando el móvil a un lado. Buscó la mano de su mujer y le sonrío de una manera bastante dulce.
-De chicos, ¿de qué sino? -dijo su tía Olga mientras miraba como Lucía se ponía como un tomate. Algo tuvo que pasar anoche cuando su sobrino Nico y ella salieron. La chica llevaba dos días con el semblante triste y sin ganas de nada, y hoy era todo sonrisas y alegría. Era por un chico, de eso estaba segurísima.
- ¿Algo que tengamos que saber, Lu? -siguió insistiendo su tío.
- Nooo -le dijo ella ruborizándose aún más- y si lo hubiera tampoco os lo iba a decir.
- Y si lo hay, recuérdale a ese chico que soy nacional y tengo un arma -su tío la miró alzando una de sus cejas y ella no pudo evitar reírse.
Ay, si él supiera.
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El Castillo - Brahim Díaz
Novela JuvenilBrahim llevaba la palabra peligro tatuada en su piel. A sus 18 años era un conflicto andante. Después de este verano por fin sería libre y nada ni nadie lo podría parar. Lucía no quería pasar su último verano antes de ir a la Universidad en el puebl...