Terminé mi turno de trabajo, Liv se iba a quedar la tarde entera. El teléfono de Maddie llevaba cargado horas, pero hasta que no fueron las 2, no apareció. Volvió a irrumpir en la tienda, con una bolsa llena de comida. Recogió su móvil y lo guardó en su bolso, luego me sonrió. Yo tenía pensado ir a pata, como cada día, pero, ella ofreció coger su coche, ya que allí era donde llevaba todas sus cosas, los asientos de atrás estaban repletos de cajas.
Tras llegar al bloque de pisos donde vivíamos Brandon y yo – aunque cuando llegáramos al tercer piso deseaba que hubiera desaparecido ya aquel cerdo –, le ofrecí enseñarle el piso antes, pero ella insistió en subir ya las cajas. En caso de que Brandon siguiera allí, con dejarlas en el salón bastaba, así que, le ayudé a subirlas por el ascensor.
Entramos, no había otra cosa además de silencio, lo cual fue buena señal. Llamé a mi excompañero, pero nadie respondió a su nombre. "Genial, no está", comenté en voz alta, algo que hizo reír a Maddie. Al adentrarnos en el salón con un par de cajas, vi un pósit con un texto escrito con un boli al que se notaba que ya le fallaba la tinta. "Suerte encontrando un nuevo compañero, gilipollas".
- Vaya, parece que os llevabais bien – Ella utilizó un sarcasmo algo ligero.
- Uy sí, fascinantemente – Seguí yo. Me dirigí a la habitación vacía, y efectivamente, se lo había llevado todo, ni rastro. "Qué prisa para empaquetar sus cosas, ojalá la hubiera usado para limpiar a esa velocidad", pensé.
- Bueno... - Se asomó poco a poco - ¿Es esta? – Preguntó, refiriéndose a la habitación.
- Sí, ah... No es muy grande, la mía es igual, pero tenemos un salón bastante abierto y un balcón con vistas a... Otros balcones.
- Oh, ¿y son balcones bonitos?
- Pues no, aunque cuando ponen las luces en navidad ganan algo.
- Vale – Se rio.
- ¿Quieres ver el resto de la casa?
- Claro.
Anduvimos por el lugar, le mostré la cocina, que tenía un estilo americano, el cuarto de la lavadora, el lavabo, la ducha recién limpia por este servidor... Y el famoso balcón. Se quedó observando las vistas, corría algo de aire, le levantó un poco el pelo, pude oler su perfume... Olía a algo dulce, similar a la vainilla, era agradable. Decidimos volver a entrar, entonces ella se perdió en un rincón del salón.
- ¡Ay, es tu tocadiscos! – Se agachó para ojearlo. La verdad, tenía uno muy bonito, estilo retro, como si fuese de aquellos años, y al lado, toda la colección de vinilos, en una pequeña caja de madera.
- Sí, cuando tengo algo de tiempo, me gusta poner algún disco mientras cocino o estoy en el balcón fumando.
- ¿Fumas?
- Tabaco, pero muy de vez en cuando, siempre tengo un pequeño paquete en un cajón de mi cuarto, para cuando estoy muy estresado... Pero pocas veces me verás fumar, no te preocupes.
- Entiendo – Ni se inmutó, parecía darle igual. – Bueno y, ¿cuánto es el alquiler?
- Ah, sí – Me senté en el sofá. – Son 300$ la habitación, pero vienen todos los gastos incluidos, hasta el maldito WI-FI.
- Bueno, está cerca del centro por lo que veo, y es bonito, está todo muy limpio.
- Sí, cuando limpiaba yo, o sea casi siempre. Mi antiguo compañero no hacía demasiado, a decir verdad.
- No tienes que preocuparte por eso conmigo, no soy una maniática de la limpieza, pero, no me gusta vivir rodeada de polvo.
- Ey, genial, buen rollo entonces – Sonreí aliviado. - ¿Algo que quieras saber?
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Maddie
RomanceSamuel siempre creyó que tendría una vida plana, sin muchas emociones, aunque eso cambió tras conocer a Maddie. Apareció un día en aquel pub, charlaron un rato, se cayeron bien. Pero al oírla cantar, su corazón dio un vuelco, se enamoró de ella, ni...