Llegó la hora. Maddie y yo salimos de casa, ella llevaba una americana sobre el vestido, la verdad, estaba increíble. Yo únicamente una chaqueta fina, la llevaba en la mano, no tenía demasiado frío. Anduvimos en silencio hasta el Queen's, no fue algo incómodo como supongo que podríais pensar, simplemente, era como una pausa, como si nos reservásemos la charla para más adelante.
Al adentrarnos en el local, Matt estaba hablando con un chico en la barra, ¿quién sería? Luego, Liv estaba con el móvil, parecía estar leyendo algún tipo de artículo, y en la lejanía, se podía ver a Dustin atendiendo a una pareja.
- ¡Madre mía! – Matt se levantó – No me lo puto creo. ¡Llevas una camisa! – Me miró, asombrado.
- He llevado camisas antes.
- ¿Dónde? ¿En la comunión? ¡Tío estás que te sales! – Me hizo darme la vuelta - ¡Hombre, la famosa Maddie! – Le cogió la mano y se la besó.
- Vaya... Qué caballero, ¿tú eres Matt?
- El mismo, bienvenida a Soul Rivers, por cierto.
- Gracias, es una ciudad bonita.
- ¡Pues claro, es increíble! Estáis los dos muy guapos, ¿ha sido cosa de una apuesta o algo así?
- Nop, es mi primer día y quería causar buena impresión.
- Pues chica, la has causado, estás que lo rompes, si no me gustasen los hombres, te habría entrado nada más te hubiera visto. ¿Qué hay de ti, Samuel? ¿A qué viene el disfraz de "tipo seguro"?
- No sé, me apetecía.
- ¡Se lo he dicho yo! – Liv se acercó – Le dije que se pusiera guapo, ¿a que está guapo, Maddie? – Sonrió con malicia.
- Sí, mucho – No me miró apenas.
- ¿Podemos dejar de hablar de mí? Me incomoda – Dije entre risas forzadas.
- ¡Ey! – Dustin se acercó – Bienvenidos, ¡Maddie, estás radiante!
- Jiji, gracias. ¿Debería haberme puesto el uniforme?
- Qué va tonta, te lo doy por ley, pero aquí puedes venir como quieras, eres la estrella.
- ¡Qué bien!
- Oye, ahí están Thomas y Billie, el teclado y la guitarra, ¿te vienes un momento y os presento?
- ¡Ay, por favor! ¡Vamos! – Corrió hacia allí, se puso a decir hola a todo volumen, parecía contenta.
- Al final me hiciste caso, je – Liv puso su famosa sonrisa de "Tengo control sobre ti".
- Sí, sí... Restriégamelo. ¿Cómo fue por la tienda?
- Oh, bien. Bob dice que mañana tenemos el día libre, cierra por no sé qué de su mujer.
- Ostras, pues ya puedo quitar la alarma del móvil... Me podría haber dicho algo, la verdad.
- Sabía que me verías, así que, qué más da.
- Vale, vale.
- Oye.
- ¿Hm?
- Maddie, en tu casa, ¿cómo ha ido?
- Oh, bien. Muy bien, hemos comido juntos.
- ¡Guau! Qué rápido avanza vuestra relación.
- Pero qué relación, ¿Liv? – Dije, con dejadez, mientras me colaba en la barra y me autoservía una de las cervezas gratis que me había prometido Dustin. Pegué un sorbo.

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Maddie
Lãng mạnSamuel siempre creyó que tendría una vida plana, sin muchas emociones, aunque eso cambió tras conocer a Maddie. Apareció un día en aquel pub, charlaron un rato, se cayeron bien. Pero al oírla cantar, su corazón dio un vuelco, se enamoró de ella, ni...