En cuestión de segundos, había perdido dos dedos, o parte de ellos. Para siempre. Era real. Aquel hombre no tenía ningún miramiento, no tenía normas... No tenía intención de parar. Estaba mareado, bastante mareado, no podía... No podía pensar con claridad. Liv hacía presión sobre las heridas, me miraba, oía cómo me llamaba, pero un pitido en mis oídos sonaba más fuerte que su voz. Sangre, demasiada sangre...
Maddie le cambió el turno a Liv, un teléfono estaba sonando. La mirada apenada de mi novia, cogiéndome la otra mano, diciéndome que todo iría bien... La creía, pero... Seguía algo mareado, el dolor era intenso, pero, me preocupaba más lo que pudiera pasar a continuación.
- Es el móvil de mi padre... Mi madre le está llamando – Decía, sin contestar aún - ¡¿Qué demonios hago?!
- ¡Cógelo, diles que todo va bien! – Maddie respondió.
- ¡Ah, sí! ¡Le digo "Tranqui, Mamá, solo tenemos a Samuel desangrándose!" – Se puso sarcástica, estaba nerviosa.
- Liv... Contesta, tú contéstale – Le dije yo, apretando la vista.
- B-bien... - Lo cogió – Mamá, oye, yo...
- ¡O-Olivia! – Parecía preocupada - ¡Me ha llamado tu tía, dice que no sabía dónde estabas, y Charlie tampoco! ¿Dónde tienes el móvil? Ni siquiera yo puedo llamarte.
- Mamá, es... - No sabía qué decir.
- ¿Qué está ocurriendo? Cielo, si hay algo que nos estamos perdiendo, sabes que estamos... - De pronto, pudimos oír desde el altavoz cómo los neumáticos del coche sonaban, luego un enorme estruendo.
- Qué ha sido eso... - Maddie comenzó a preocuparse.
- N-no lo sé... Y si les ha hecho algo... - Liv comenzó a hiperventilar – Madre mía...
- Liv, ¡Liv! – Maddie se acercó a su amiga – Mantén. La. Calma – Dijo, clara y concisa. Tenemos que salir de aquí, vamos a buscar a tus padres, pero antes hay que llevar a Samuel a un hospital.
- Vale... Vale – Dijo para sí misma. - ¿Samuel? ¿Puedes andar?
- He perdido dos dedos, no las piernas... - Traté de sonar algo gracioso, no sabía qué hacer para suavizar la situación.
- Genial, está bien. Vamos al coche – Fue suficiente para Liv. Al salir por la puerta, vimos cómo las ruedas traseras estaban pinchadas... Sin duda, había sido él.
- Demasiado fácil... Sabía que no se iría sin ponernos algún obstáculo – Maddie revisaba las ruedas. Solo había una de repuesto en el maletero, por lo que tendríamos que ir a pata, el coche ya quedaba descartado.
- Mierda... - Liv notó en la lejanía, cómo salía humo de alguna parte, más adelante - ¿Qué es eso? – También se oía un claxon de fondo.
- Esto no me gusta... - Dije, con una voz débil.
- Vale, tenemos que volver a Medianoche, aunque sea a pata – Maddie trató de ingeniar un plan. - ¿No hay ningún vecino por aquí?
- No, esto está prácticamente en mitad del bosque... - Liv estaba agobiadísima, se mordía las uñas con ahínco.
- Está bien, ah... Pues tendremos que andar hasta que nos topemos con alguien y pueda llevarnos. Ese humo que sale de allí, puede que alguien también necesite ayuda... Vamos.
Tratábamos de ir corriendo, aunque yo me paraba de vez en cuando, seguía estando mareado y no podía seguirles el ritmo adecuadamente. La mirada de Maddie, cada vez que volteaba para ver si seguía detrás de ella, le estaba destrozando. Cada vez que se giraba, su expresión era peor, estaba tratando de tirar del carro ella sola, mantener la cordura, no perder los nervios por mí.

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Maddie
RomanceSamuel siempre creyó que tendría una vida plana, sin muchas emociones, aunque eso cambió tras conocer a Maddie. Apareció un día en aquel pub, charlaron un rato, se cayeron bien. Pero al oírla cantar, su corazón dio un vuelco, se enamoró de ella, ni...