21

286 24 12
                                    


Terminamos durmiendo un poco, supongo que debido al cansancio emocional. Pasadas unas horas, nos despertamos, los padres de Liv dijeron de bajar a Medianoche a desayunar algo y comprar un par de cosas que necesitaban. Teníamos hambre, necesitábamos recomponer un poco el cuerpo, por lo que nos vestimos y nos fuimos los cinco en su coche.

Medianoche era un pueblo bastante agradable con la luz del día, todo el mundo parecía muy amable. Al parecer, Daisy y Elliot eran bastante amigos del dueño de una cafetería, allí nos dirigíamos. Al entrar, un hombre con mostacho y una camisa a cuadros saludó desde la barra, era como si nos estuviera esperando. Los padres de Liv se acercaron a saludar, arrastrando un poco a su hija, para que aquel señor viera lo mayor que se había hecho. Maddie y yo cogimos asiento en una de las mesas.

Después de ser atendidos por aquel hombre, quien nos puso un plato de tortitas con miel y plátano, hubo un silencio incómodo en la mesa, me sentí como un acoplado, y estoy seguro de que Maddie también. Por suerte, Daisy rompió el hielo.

- Bueeeeno... ¿Habéis tenido frío esta noche? Puedo sacar más mantas y...

- No, hemos estado... Fenomenal – Me preguntaba una y otra vez si nos habían oído discutir a la madrugada... Pues claro que lo habían hecho, la cosa estaba incómoda debido a eso – De todas formas, no queremos romper vuestra tranquilidad, nos iremos después de comer seguramente o así.

- ¿Vais a ir más lejos? Vaya, creía que os quedaríais con nosotros.

- No, Mamá, no podemos. Hemos... Hemos pagado actividades para hacer en la próxima ciudad, ya sabes, rutas turísticas y tal – Liv trató de improvisar.

- ¿No decíais que todo estaba muy caro? – Comenzó a sospechar.

- Sí, pero tengo un amigo que trabaja en ese apartado turístico – Maddie abrió la boca por primera vez en toda la mañana. – Me debía un favor y... Bueno, nos ha dado vales de descuento y así, hemos tenido suerte – Sonrió.

- Hay que ver, bueno, igualmente si queréis volver a pasar por aquí, avisad. No vaya a ser que os pegue un tiro por accidente – Mencionó Elliot entre risas.

- Elliot, cielo, ambos sabemos que apuntar no es lo tuyo – Su mujer se mofó.

- Pero ellos no lo saben... Agh, Daisy, así no hay manera.

Tras dejar la cafetería, salimos a comprar, cerca había un rastrillo, decidimos acercarnos. Había montones de trastos viejos. Todo el gentío que había era algo agobiante, tenías que ir haciéndote hueco entre las personas del lugar. Perdí a Maddie por un segundo, estaba mirando un escaparate, yo me quedé con Liv.

- ¿Crees que está bien? – Preguntó.

- ¿Hm?

- Maddie. Digo que si crees que está bien.

- Sí, creo... Creo que sí – Respondí con algo de duda. – No sé qué hacer, la verdad.

- De momento, seguir el plan, alejarnos lo máximo posible. No quiero poner en peligro a mis padres, Samuel. Ellos no se merecen pasar por esto también.

- Lo sé... Me preocupa... Me preocupa no poder enfrentarnos a lo que pueda pasar.

- Si ocurre... Eh, mírame – Me cogió de la mano. – Si ocurre algo más, le plantaremos cara juntos. Los tres.

- ¿Está mal si digo que me alegro de que estés metida en todo este lío con nosotros?

- Solo un poco – Sonrió. – Te he entendido, tranquilo.

MaddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora