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Tras aquella pausa tan relajante en mi lugar favorito de Soul Rivers, nos dirigimos hacia la casa de Liv. Aparcamos a un par de calles, y fue entonces cuando nos dimos cuenta: "LA TARTA". ¡La habíamos dejado demasiado tiempo fuera de un espacio frío! Comprobamos su estado... Seguía apetecible, aunque por los bordes parecía una nevera estropeada. Esperamos que nadie se diese cuenta, la cogimos y llamamos al timbre. La madre de Liv nos abrió la puerta.

- ¡Oh, Samuel! ¡Hola! – Me abrazó con fuerza. Daisy era una persona estupenda.

- Hola Daisy – Le sonreí.

- Siempre tan guapo, ¿eh? - Se sorprendió al verme con una acompañante – Vaaya... ¿Y quién es esta jovencita? Encantada, soy Daisy – Le dio dos besos.

- Uy, jaja – No se esperaba esa confianza. – Yo soy Maddie, la compañera de piso de Samuel.

- Ooh... Maddie, la chica que canta en el Queen's, ¿cierto? Mi hija me ha contado que se te da bien.

- Pues te ha dicho la verdad, ella es increíble – Añadí, mirándole.

- Anda, pasad – Caminamos con calma, pude notar cómo Maddie observaba las fotos de la entrada, en especial la graduación de Liv, sonreía con el aparato sin miedo alguno - ¡Olivia, han venido tus amigos! – Le dio una voz, a los segundos, Liv apareció junto a Charlie.

- Eh, hola – No se esperaba la visita. - ¿Qué pasa? ¿Ha ocurrido algo?

- Oh, perdona, ¿no es hoy cuando te haces más vieja? Porque si no es así entonces nos vamos, no pasa nada – Bromeé.

- ¡Es el cumple de Mamá! – Dijo Charlie, alegre.

- Sí... - Respiró – Hoy me hago un poco más vieja – Se rio, asumiéndolo.

- Feliz cumpleaños Liv – Maddie le mostró la tarta.

- Hala... Es... - Por si os lo preguntáis, sí, lo notó – Tiene buena pinta, ¡la voy a poner en la nevera! – Se marchó un instante, yo de mientras me agaché a saludar a Charlie.

- ¿Qué, colega, quieres un trozo de la tarta pocha que hemos comprado?

- ¡Sí! – Aquel mocoso era lo más tierno de todo Soul Rivers.

- Bueeno... La probaremos luego, muchas gracias chicos – Liv parecía contenta.

- No hay de qué, ¿qué has estado haciendo?

- Oh, pues, Charlie me ha estado haciendo este súper dibujo... - Lo tenía en la mesa. Era su familia, Liv, Daisy, Elliot, el padre de Liv y él. Aunque al lado había un animal dibujado, parecía una rata.

- Vaya, no sabía que teníais mascota.

- Y no la tenemos – Dijo, entre risas. – Pero parece que Charlie quiere una... Aunque ya le he dicho que no podemos, ¿a que sí, cielo? – Le despeinó.

- Sí, jope... Toronto iba a ser especial, pero no podemos.

- ¿Toronto? ¿Así se llamaría? – Preguntó Maddie - ¿Y qué animal es?

- Una rata, ¿no lo ves? – Señalé.

- ¡No es una rata, es un hámster! – Aclaró el enano.

- A-ah... ¡¡Oh, pues claro!! Qué ciega soy, perdona Charlie, ¡sí que parece un hámster! – No se lo creyó ni ella, pero al crío le funcionó.

- ¡Bueno, pero cuánta gente en mi casa! – El padre de Liv llegó.

- ¡Hombre, Elliot! – Le di la mano, como solía hacer - ¿Todo bien?

MaddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora