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El siguiente rato fue extraño, la música hechizó a toda la sala, ella, bajó del escenario, fue directamente a limpiar y recoger las mesas que todavía tenían algunas botellas vacías. Parecía algo avergonzada, como si quisiese centrarse puramente en el trabajo, fue extraño. Poco a poco, el bar fue vaciándose, con el paso de las horas, llegaba la hora de cerrar. Maddie se había mantenido ocupada el resto de la noche, se estaba currando lo de limpiar, quizá algo de más... Ansiaba saber qué pasaba por su cabeza.

Liv se había marchado hacía ya rato, le apetecía volver con su hijo. Matt sí sé quedó con nosotros hasta la hora del cierre, el cual nos comentaba que se había vuelto muy perfeccionista con los hombres. Decía no había nadie a quien considerar el "hombre perfecto", aunque según él, Will Smith era ese hombre.

Dustin felicitó a Maddie al acabar la jornada, se dieron la mano como compañeros, sin duda, tenía mucho futuro en el Queen's. Una vez nos marchamos, y por fin nos quedamos a solas, todo se volvió incómodo. Tenía unas ganas enormes de hablar de lo que había ocurrido en el baño, pero también tenía ganas de que ella abriera la boca y dijera cualquier cosa. En el ascensor, una vez ya en el edificio, decidí romper el silencio.

- Para ser tu primera noche... He de decir que has estado a tope, no has parado ni un segundo.

- Bueno, es mi trabajo, quiero hacerlo bien – Dijo, algo distante, saliendo del ascensor a prisa.

- C-claro – Ni siquiera me miró, abrió la puerta de la casa, y pude sentir como si un animal asustado quisiera meterse en su madriguera.

- Buenas noches.

- Maddie, espera – Le dije, en mitad del salón. Ella se detuvo, sin girarse.

- P-podemos... - Respiré profundamente - ¿Podemos hablar de lo que ha pasado?

- ¿Quieres hablar de ello?

- Sí, claro que quiero... - Agarré una de las sillas del salón y me senté – No estoy seguro de si debería ser yo quien comenzara esta conversación en concreto, pero...

- Te he besado.

- Sí, vale ahora que lo has dicho en voz alta sé que no estoy loco.

- Mira, siento si... - Suspiró, cerrando los ojos – No debería haberlo hecho.

- ¿Puedo preguntar por qué lo has hecho?

- No... ¿No podemos olvidarlo?

- ¿Olvidarlo? – Aquello me mosqueó un poco – Oye, no quiero sonar como un capullo, en serio que no, pero... Tú has sido la que me has besado a mí, creo que es justo que quiera saber el motivo.

- Samuel... Vete a dormir – Comenzó a andar, dejándome atrás.

- M-Maddie, no... - Me levanté.

- ¡Por favor, métete en tu cuarto y vete a dormir...! – Aquella fue la primera vez le había oído levantar la voz, después, un ligero sollozo llegó. Sin duda, estaba llorando, no se atrevía a darse la vuelta.

- Eh, oye, oye... - Me acerqué, poniéndome frente a ella - ¿Qué te pasa? – Se había corrido el maquillaje de sus ojos.

- N-nada, es... - Calló un segundo – Por favor, ve y... - Miró en dirección a mi habitación.

- No, pero qué dices, yo no te dejo así como si nada... - Le agarré de los hombros – Voy a hacerte una manzanilla, ¿vale? Siéntate en el sofá, por favor.

- No hace falta, de verdad.

- Somos compañeros ¿no? Pues voy a ser un buen compañero.

Corrí a la cocina y puse agua a calentar en el microondas en una de mis tazas. Pasados los dos minutos, la saqué con cuidado y metí la bolsita, sabía a miel, supuse que le gustaría. Le puse la taza frente a ella, en la mesita que teníamos, tenía que enfriarse un poco.

MaddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora