14

219 27 41
                                    

Al día siguiente, a la tarde, al salir del trabajo, fuimos juntos a comprarle una tarta a Liv, así como con un par de velas, un 2 y un 3. Maddie fue quien escogió la tarta, tenía un montón de chocolate, desde luego tanto ella como la cumpleañera tenían el mismo gusto en pasteles. Salimos del súper y nos pusimos en marcha. Mi compañera puso la radio de su coche, comenzó a sonar Bella Donna de Stevie Nicks, era una buena canción, hacía tiempo que no la oía.

- Oye, Samuel.

- ¿Hm? – Le miré.

- ¿Cuál es para ti el mejor sitio de todo Soul Rivers? – Pregunta rara a la vista.

- El mejor sitio... - Me paré a pensar – Bueno, hay quien diría arriba del turón más alto de la ciudad, es un mirador, allí uno puede contemplar toda la ciudad, pero... No es mi caso, no me causa interés.

- Entonces... ¿Cuál es? – Insistió.

- Vale, no me llames raro, pero... Hay un lugar un poco apartado, un lugar que pocas veces es frecuentado por las personas de aquí. Me calma ir allí y no ver todas las luces y sonidos de esta ciudad tan saturada de... Cosas.

- Eres algo misterioso, ¿lo sabes? ¿Se puede visitar ese sitio? ¿O es secreto? – Volvió a preguntar, curiosa.

- No es que sea un secreto, pero es mejor enseñarlo que decir la clase de sitio que es en voz alta. ¿Quieres ir?

- Claro, suena bien.

- ¿Hemos quedado con Liv a alguna hora?

- Realmente no, podemos ir ahora adonde te digo y pasarnos luego.

- Genial. ¿Y hacia dónde es?

- Voy a poner el Maps... - Utilicé mi móvil y fijé la ruta – Vale, te voy guiando.

Y condujo hasta las afueras de la ciudad, se podía ver la pequeña zona costera de Soul Rivers, donde había una pequeña feria con un viejo tiovivo para los más pequeños, globos, algodón de azúcar, el topicazo, pero más allá... Más allá era donde Maddie y yo nos dirigíamos.

Terminamos acercándonos a una zona que poco tenía que ver con toda la estética ochentera de la ciudad, era un lugar muy apartado, había un pequeño descampado donde le pedí a Maddie aparcar, nos bajamos, oyendo de lejos el sonido de las olas acompañadas de alguna gaviota merodeando.

- ¿Dónde estamos? – Dijo, ojeando la zona. Se fijó en algo. - ¿Eso es una parada de autobús?

- Sí, no tengo coche, así que cuando quiero venir aquí, cojo el bus y me bajo en esa parada mohosa de ahí – Señalé. – Es la última parada que hace el autobús, normalmente la gente se baja en la feria de más atrás y listos, únicamente quedo yo dentro del bus. O sea, también está el conductor, obviamente.

- Te había entendido, jaja. Bueno... ¿Hacia dónde? – Sonrió.

- Bien, ah... Por aquí – Comencé a caminar, ella me siguió. - ¿Sabes? Me sigue sorprendiendo que no quiten esa estúpida parada de autobús, esto no es ni una zona residencial, nadie sabe por qué se mantiene como la última parada. O sea, jamás he visto a nadie llegar conmigo a este lugar, tampoco es muy conocido, a decir verdad.

- No me lo vas a decir hasta que estemos allí, ¿verdad?

- Nop.

Andamos unos minutos, la tierra del suelo comenzó a volverse arena, estábamos llegando. La vegetación de un pequeño bosque se hacía notar, era necesario cruzar por allí para llegar adonde nos dirigíamos. Poco a poco, se dejó ver aquel lugar. Una zona similar a una gran cala, pero no era muy apetecible de ver. Montones de buques, barcos, e incluso un crucero, aparecían allí estancados. Inclinados, a medio desguazar, oxidados, dejados de la mano de Dios... Perdidos en lo que alguna vez fueron.

- Madre mía... - Maddie se adelantó un poco – Qué fuerte... - Se quedó con la boca abierta - ¿Todos esos barcos están abandonados?

- Sí, eso es. Soul Rivers es preciosa, por todas partes, menos... Bueno, menos aquí.

- ¿Cómo es esto posible?

- Bueno, hay quien sale a pescar por aquí, hay petroleros, gente que viene en enormes cruceros a ver la ciudad por turismo... Me imagino que algunos por daños al navegar, sin poder pagar las reparaciones, pesca ilegal, y el crucero... El crucero fue por desuso, quizá una versión demasiado vieja, no lo sé.

- No tiene nada que ver con Soul Rivers, la verdad. ¿Por eso te gusta?

- Nah, es que... No hay luces, no hay neones, no hay... Nada. Por algún motivo me hace sentir tranquilo, cuando solo quiero estar con mis pensamientos... Vengo aquí.

- Da un poco de miedo... Sobre todo ahora que se está yendo el sol.

- Sí, al principio pensé que daba mucho miedo estar aquí, es bastante tétrico, pero... Viendo estos enormes barcos, me siento un poco... Insignificante. Como que soy poca cosa, y así es como me siento muchas veces, en muchos días del año.

- Samuel, no digas eso, tú...

- No, déjame terminar. Me siento así, pero... Sigo viniendo, a este sitio que me hace verme tan pequeño, frágil y vulnerable. Y, creo que tiene que significar algo, porque, ya no me intimida como antes ponerme frente a estos enormes barcos. Voy encontrando la tranquilidad, en cosas que antes me venían grandes, no sé, pensarás que soy un loco, pero... A mí me ayuda.

- No... - Se acercó – No pienso que seas un loco, creo... Creo que es la cosa con más sentido que he oído nunca, y no te lo digo por decir.

- Gracias – Volví la mirada a aquel cementerio de barcos. – Casi me da pena, pronto retirarán todo esto, vi que el ayuntamiento quería reutilizar materiales de estos cacharros, sobre todo del crucero, que está más nuevo que el resto. Además, estoy seguro de que el principal motivo es que dañan la "cara" de la ciudad, en parte. Pero... De todas formas, lo considero una victoria, ellos se irán, pero... Yo sigo aquí.

- Impasible – Añadió, mientras el viento hacía mover su pelo.

- Oye, voy a acercarme, creo que veo algo en uno de esos viejos barcos que antes no estaba ahí, ven - Nos dirigimos al barco más cercano, uno pesquero, de un tono rojizo gastado, alguien había clavado un papel con clavos en la parte delantera de este. Parecía una carta.

"No sé dónde estás, pero, ojalá estuvieras aquí. Sé que no hay forma posible de hablar, de verte, solo estás en mis recuerdos, pero, solo quiero decirte... Ganamos. Lo hicimos.

Pasaron muchas cosas, casi no hubo tiempo, pero, me alegré de verte una última vez. La cosa va bien... Todos estamos bien. Y sé que es inútil estar escribiendo esto, porque no hará que vuelvas, me siento roto a veces, porque no estás con nosotros, y sé que el resto se siente igual, pero... Llevamos una parte de ti con nosotros, cada uno.

Gracias por estar a mi lado... Nuestro lado.

Firmado: DEREK."

- Vaya... Qué carta tan triste – Dijo Maddie, apenada.

- Sí... Parece que él la quería mucho, bueno, todos sus amigos, parece.

- Tal vez no eres el único que tiene un vínculo con este tipo de sitios después de todo.

- Sí... Ellos debieron perder a esa persona, pero, siguen adelante.

- Exacto... Hay mucha gente rota por ahí, Samuel... - Me miró – Siento que... Siento que yo puedo arreglarte. Y que tú puedes arreglarme a mí.

- ¿Eso crees?

- Mírame, ¿crees que me habría dejado de poner lentillas si no fuera por ti? No sé qué haces en mí, pero, haces que me sienta bien sabiendo quién soy. Que por muy pequeña que me vea... - Fijó la mirada en los barcos – Soy la que está aquí, ahora.

- Y esos "barcos" no se quedarán mucho tiempo.

- Este sitio tiene su encanto, gracias por enseñármelo – Me besó.

Aquel momento fue muy especial para mí, nadie sabía que a veces paseaba por aquel lugar. Ese día, Maddie fue la primera. Me encantaba estar con ella, sentía que podía enseñarle cualquier cosa que adorase, y ella, por absurdo que pareciera, lo valoraría, solo porque formaba parte de mí. Caray... Me da pena echar la vista atrás, y ver que las cosas ahora son muy distintas, pero eso es algo que ya contaré a su debido tiempo. 

MaddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora