17

223 24 10
                                    

Me hicieron una analítica de sangre, para ver si era compatible con aquel monstruo de la habitación y... Pues claro que iba a serlo, ¿cómo el universo iba a dejarme fuera de aquel asunto? Al hacerlo oficial, me dijeron que debían operar de urgencia, si esperaban más, podría ser peligroso para él. Le envié un mensaje a Liv, tal como habíamos acordado, pero, no pude ver la respuesta, en poco me dormirían con la anestesia. Me encontraba en la misma una habitación distinta, una mesa de operaciones junto a Clay. Verónica y Dorita todavía no se fiaban de mí, habían comprendido que lo que les dije era para hacerles pasar un mal rato, pero, creo que aún esperaban que me levantara y saliera corriendo.

- Creía que ibas a marcharte... - Me dijo aquella voz ronca.

- Ya, creías que iba a volver a huir, ¿no?

- Es propio de ti – Ni aun en aquella situación, dejaba de atacarme.

- Yo no soy como tú crees.

- Bien, y... ¿Cómo eres, Sam? – Pude notar su burla.

- No has querido conocerme entonces, no lo intentes ahora – Dije, con resquemor.

Los médicos dijeron que nos relajáramos, nos hicieron contar hasta 10, pero... Creo que me quedé en el 7, perdí el conocimiento con facilidad. Tuve un sueño... Un sueño extraño. En él, Maddie y yo estábamos en mitad de un bosque, estaba nevando. ¿Iríamos a esquiar tal vez? No parecíamos alegres, parecía como si estuviésemos buscando algo, preocupados. Llamábamos a alguien, pero no sabía a quién, no podía oír las voces, solo el sonido del viento arrastrando la nieve.

Poco a poco, me desperté, mis ojos se iban acostumbrando a la luz amarillenta de la habitación en la que me encontraba. Pude oír una música de fondo... Sí, recuerdo la canción. Era Running Up That Hill de Kate Bush, ya sabéis qué hacer con la playlist. Miré a mi alrededor, veía un árbol florecido a través de la ventana, miré al otro extremo, había un sillón, y en él, se encontraba Maddie, dormida, apoyando su cabeza sobre su mano. ¿Había estado ahí todo el tiempo? De pronto, comencé a sentirme pesado, como si... Oh, ya, el riñón. Aunque me molestara admitirlo, deseaba que Clay se encontrara bien. De todos modos, tener algo mío en su cuerpo, ya debía de torturarle bastante. Maddie se despertó al oírme quejarme un poco.

- Ey, hola... - Me habló con un tono suave.

- H-hola... - Mi voz podía transmitir mi cansancio.

- ¿Cómo te encuentras?

- Pesado... ¿La gravedad suele notarse tanto?

- ¿Cuando te quitan un riñón? Puede ser – Bromeó.

- ¿Cuánto llevas aquí? – Me enderecé con el mando de la camilla.

- Bueno, toda la noche.

- Ay Dios... - Jadeé - ¿En serio? Tendrías que haberte ido a casa.

- ¿Y dejarte aquí solo? De eso nada.

- Hay que ver... - Me miré la cicatriz – Menuda marca de guerra.

- Es bastante sexy – Se rio. - ¿Llamo al doctor?

- No, espera, quiero... Quiero hablar más contigo – Decirlo en voz alta sonó muy estúpido.

- Bueno, ya estamos hablando.

- Le mandé un mensaje a Liv, creo...

- Ah, sí. Fue ella la que me dijo que te habían llevado a quirófano. Te dejo solo un rato y... Mira la locura que haces. Tus amigos te tienen por alguien muy calmado, pero... Está claro que se equivocan.

- Sí que soy tranquilito, tienen razón.

- Últimamente haces cosas fuera de esa "tranquilidad" que tanto intentas hacer ver. Charlie ya está en casa, le dieron el alta.

MaddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora