Y allí estaba, después de 5 años, volvía a encontrarme con Dorita Patterson, la mujer que me trajo al mundo. Mi madre tenía el mismo aspecto, un pelo oscuro y liso, recogido con un moño, tenso, con su mirada de ojos verdes, tenía una mirada muy profunda... Se acercó, con seriedad, no sabía lo que iba a ocurrir a continuación, ¿debía abrazarla o algo así? No quería, no me apetecía tener contacto alguno con ella.
- Veo que sigues peinándote con el mínimo esfuerzo – Y ya empezó.
- Joder, pues la cosa promete... - Me crucé de brazos - ¿Es necesario tomar algo?
- Podemos quedarnos hablando como dos vagabundos en mitad de la calle si quieres.
- No, déjalo... Vamos adentro – Entramos de nuevo, girando el pasillo a la izquierda, allí había una máquina de café, decidí pillar uno descafeinado para mí y otro normal para mi madre. Se lo acerqué para que lo cogiera.
- ¿Cómo, es para mí? – Arqueó una ceja, haciéndose la sorprendida.
- Es un café, no un unicornio.
- Bueno, te lo agradezco – Lo cogió y nos sentamos en unas mesas que había allí cerca.
- En fin, cuéntame lo que ha pasado – Decidí ir al grano.
- ¿No vas a dejar que te pregunte nada?
- Ni hablar, no estoy aquí contigo para contarte sobre mí, ¿qué le ocurre a él?
- Es tu padre, Sam.
- Samuel – Corregí. – Y ese hombre de ahí... Mira, tú cuéntamelo y ya está.
- Está bien... - Resopló – La diabetes de tu padre ha empeorado estos años, al principio no parecía tan grave, pero hace unos días la cosa empeoró. Vinimos a ver a tu hermana ayer, y se desplomó en el suelo. Por eso estamos aquí... Tu padre necesita un riñón.
- ¿Y eso es lo que queréis de mí? Verónica podría hacerlo sin problemas, que se encargue ella.
- ¿Crees que no lo ha intentado? En el análisis nos han dicho que no es compatible.
- Claro... Y habéis decidido llamar al "Plan B", ¿eh? – Creo que no pude evitar poner cara de asco, me sentí como un objeto.
- Esto es serio Sam, podría morir.
- ¿En qué planta está?
- En la 5, habitación 42.
- Genial – Me levanté y fui directo.
- ¿Adónde vas?
- A verle, necesito verle la cara – Mi madre era demasiado recta como para estar con ella más tiempo, necesitaba comprobar cómo estaba el asunto por mí mismo, me dirigí al ascensor, ella vino detrás.
Al llegar a la quinta planta, justo antes de entrar en la habitación, una enfermera me detuvo, diciéndome que no podía pasar, pero al decirle que era familiar, simplemente dejó de importarle. ¿Si fuese un asesino en serie habría bastado con eso? Al entrar en la habitación, Verónica estaba allí sentada, y mi padre, el viejo Clay, débil y pálido, ambos se sorprendieron al verme.
- ¡Sam! – Verónica corrió a abrazarme – Menos mal que estás aquí...
- Ya, hola... - No quería tener mucho contacto, mi hermana, a pesar de no ser exactamente igual que ellos, solía vivir a su sombra - ¿Nos dejáis solos un segundo?
- C-claro... ¿Papá, está todo bien?
- Sí... Déjame solo con el chico, quédate con tu madre – Su voz era apagada. Una vez nos quedamos únicamente ambos en la habitación, me miró con malos ojos. – Bueno... Tú por aquí, ¿eh?

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Maddie
RomanceSamuel siempre creyó que tendría una vida plana, sin muchas emociones, aunque eso cambió tras conocer a Maddie. Apareció un día en aquel pub, charlaron un rato, se cayeron bien. Pero al oírla cantar, su corazón dio un vuelco, se enamoró de ella, ni...