Diente de león (Parte 1)

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OLIVARRY

—¿Por qué estás tan obsesionado? —cuestionó Felicity.

—No estoy obsesionado... Solo es un Diente de León.

En el preciso momento en el que Barry le confesó su debilidad por los Dientes de León, Oliver no podía parar de pensar en ello.

Una hermosa flor que se considera mala hierba, pero con aspecto delicado y suave, como su velocista escarlata.

Cada vez que miraba una foto de Barry, se imaginaba una vida con él, en un campo lleno de dientes de león.

Rogaba por decirle Te Amo, pero, aunque parecía un hombre fuerte y confiado, era un cobarde cuando se trataba de amor.

Esa misma mañana, Oliver humedecía la tierra de su maceta de dientes de león. Sonriente, como siempre.

Desde que se enteró del gusto de su amado por esas flores, investigó abundante información sobre ellas: Sus cuidados, refiriéndose al ambiente, riegos, etc. Y podría decirse que se enamoró de esas flores así como de la persona que le hizo descubrirlas.

—¿Por qué no humedeces más la tierra? Van a morirse. —preguntó Felicity.

—¿Con quién crees que estás hablando? —refunfuñó— Investigué hasta el último detalle de estas bellezas. Me considero un experto.

—¿Y cuál fue la razón?

—¿La razón de qué?

—La razón por la que te obsesionaste con los Dientes de León.

Era una pregunta lógica. Nadie se obsesiona con algo solo porque sí.

Se tomó unos segundos antes de responder. Tenía que meditar su respuesta, claramente no admitiría la verdadera razón.

—Solo me parecen bonitas —respondió.

—Si, claro —Entornó los ojos. No era estúpida. Y ese gesto bastó para que Oliver se diera cuenta de que no le había creído.

El conocía a su mejor amiga, sabía que lo iba a investigar, y debía de actuar rápido si quería que su mentira fuera convincente.

—Cambiemos de tema. —sugirió— ¿Cómo se encuentran todos en Central City? Escuché que ha habido muchos crímenes estas últimas semanas, y sé que fuiste hace algunos días.

—Todos están algo estresados por, como tú dijiste, el exceso de crímenes —suspiró—. Pero el más afectado es Barry.

—¿Barry? —La miró con interés y preocupación. Ella lo notó.

—Eso fue lo que dije —Le dio un sorbo a su taza de café y prosiguió—. Se desmayó dos veces en una de las misiones, está más ojeroso y le duelen las piernas.

—¿Pero ya está bien, verdad?

—Está reposando en S.T.A.R Labs desde hace tres días. Los chicos se han estado encargando de las misiones.

—¡¿Tres días?! —exclamó molesto—. Felicity, ¿Porqué maldita razón no me lo comentaste?

—No lo sé, tal vez porque ¡Me secuestraron maldito imbécil!

Al analizar sus palabras, Oliver se dio un golpe mental. Había olvidado por completo que Damian Dark la secuestró horas después de su llegada.

«Soy un idiota» pensó.

—Lo lamento, no debí decirte eso, lo olvidé.

—¡Exacto! Así como tú olvidaste mi secuestro, yo olvidé comentarte lo de nuestro amigo, ¿Ves? —bufó.

ONE SHOTS - ARROWVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora