Después de todo, las grandes esperanzas de parte de todos en el pueblo y la familia dieron sus frutos. Hoy Antonio había recibido ya el tal esperado y milagroso don, dando consigo el comienzo de una gran fiesta y celebración; los del pueblo saliendo y entrando del lugar, bailando e haciéndose patos en un mismo lugar incluso hasta tomando sin parar, tremenda resaca les a de dar.
Pero yo no me quedaba atrás, me había puesto a tomar pequeñas cantidades de alcohol pues lamentablemente al estar en la gran casa Madrigal, la familia de mi amada estaba más que presente y junto a ellos el querubin de Mariano quien se encontró pegadito toda la noche con Isabela, mirándola con ojitos de perro enculado. Como me caga.
Y ahora me cagaba más pues su abuela había tenido la gran idea de casar a estos dos, para así tener a más descendientes en un futuro. No sabe cuánto estrés le ha causado a mi pequeña, estoy más que harta de su actitud y que nisiquiera se de cuenta de que tanto afecta sus acciones a sus nietas e hijas.
― ¡Vaya! Hasta que te encuentro. ──Llamo Isa suspirando, mientras se acercaba a mi con intenciónes de abrazarme. La pare posicionando mis manos en sus hombros y aplicando una leve fuerza para detenerla.
― Diría lo mismo si no estuviera enojada contigo, vete antes de que te apuñale con un tenedor. ──Solté en un tono amenazante que solo causo una pequeña risa de su parte.
― ¿Por qué tan agresiva, mi vida? ──Tomo de mis muñecas y acarició levemente de ellas, mientras soltaba pequeñas palabras de cariño logrando quebrantar mi fortaleza e orgullo.
― Contigo no se puede enserio. ──Quite mis manos de sus hombros y me incliné levemente para dejar un beso en sus dulces labios, siendo correspondida en tan solo segundos.
― Te extrañe, ¿en donde estuviste? ──Pregunto dejando uno que otro beso en mi cara.
― Perdida entre los tantos invitados que suelen tener, además de estar pegada a la barra de bebidas porque de veras que como odio a la multitud. ──Respondí.
― Si, tus besos me saben a guaro. ──Dijo entre risas, contagiandome al momento.
― Pero saben rico, ¿no? ──Un tono pícaro se hizo presente en mi voz, junto a una sonrisa socarrona; debilidad de aquella morena por la cuál me moría── ¿No quieres volver a probar, mi amor? ~
― Me encantaría ~ ──Me imitó y de inmediato tomo del cuello de mi ropa para así jalar de esta y juntar nuestros labios, comenzando así una apasionada sesión de besos que fue subiendo de tono en cuanto las caricias se hicieron presentes.
Pero lamentablemente los más increíbles momentos no son para siempre, pues raramente escuchamos el como la música paraba y los pasos ruidosos de los zapatos golpeando con la madera se comenzaban a escuchar, dirigiéndose al balcón de las escaleras para verificar quién sabe que cosa.
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𝗜𝗚𝗨𝗔𝗟 𝗔 𝗨𝗡𝗔 𝗣𝗘𝗢𝗡𝗜́𝗔 | 𝗜𝗦𝗔𝗕𝗘𝗟𝗔
Romance- ̗̀❪❪ 𝗘𝗡𝗖𝗔𝗡𝗧𝗢 | 𝗜𝗦𝗔𝗕𝗘𝗟𝗔 𝗠𝗔𝗗𝗥𝗜𝗚𝗔𝗟 Siempre estaré enamorada de vos, no habrá día en que no te diga el cuánto te amo y el como el significado de una simple flor, siempre será mi mundo a tu alrededor. Hoy de doy está peonía, pu...