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"Oh, cariño. ¿Qué fue lo que sucedió?" Habló sutilmente, Julieta. Acercando su cara a pasitos de la menor.
(N) saltó en su lugar ante la pregunta, era obvio que no se encontraba bien y se veía reflejado ante la postura que había tomado tras su llegada, mas no lo admitiría. No se daría el lujo de que alguien se preocupara por lo que le sucediera, no merecía la atención que recibía constantemente, tampoco el sentirse asalvo con la presencia de un segundo, o tercero.
Lo merecía, pero merecía el castigo que su propio cuerpo le imponía al actuar involuntariamente contra sus deseos, merecía sentir el dolor de las heridas abiertas sobre su piel, el sabor metálico sobre sus labios y la quemazón que atentaba contra su garganta amenazado con expulsar toda la mierda que había dentro de ella.
Parecía irreal el como alguien quien hasta ahora parecía estar más que saludable tanto físicamente como mentalmente, se encontraba al borde de un colapso mental. Carecía de ciencia, pero tal vez tenía sentido en que fuera de esta manera.
No es nada nuevo que alguien quien aparenta estar siempre bien, con una gran sonrisa y una energética personalidad pudiera ocultar algo. Julieta tuvo una guerra mental, ¿Cómo fue que no se dió cuenta? Se la vivía siempre afuera y dentro de su hogar, hablaba en demasiadas ocasiones con ella y aún así no supo identificar las señales.
Debió sospecharlo en el momento en el que le vio dudar en lo que quería ser, en el momento en el que se alejaba de a pocos para no ser tocada. Debió sospecharlo cuando ella estuvo en cama, el como se apartaba para decir nada, el como negaba todo, el como aceptaba todo.
Sus expresiones, sus desvíos, su forma al hablar, su forma de actuar. . . Todo apuntaba a su poca salud mental, pero aún teniéndolo de frente pareció ser de ojos ciegos.
Mordió su mejilla interna mientras se culpaba por no haberla salvado antes, sabía que la Beltrán pasaba por problemas, pero jamás imaginó que fueran tan graves.
Dirigió su mano al hombro de la menor dando pequeñas caricias, las suficientes como para hacerle saber que estaba ahí y estaba para ayudarle.
Tembló ante el tacto, estaba más sensible de lo que se imagina. Pensó en las palabras correctas para responder su pregunta, ¿Ella realmente sabía que había sucedido con ella misma?
"N-no es nada, Julieta. Solamente creo que baje las escaleras muy rápido y me mareé. . ." Titubeó con inseguridad, con lo cansada y quebrantada voz con la que le dirigía la palabra la Madrigal sabía que ella mentía.
"Realmente no creo que eso fue lo que sucedido, éstas. . . Extraña, pero no de la buena manera. Hay algo que no logró descifrar " Buscó la mirada perdida que mantenía entre alguna parte de su hogar, falló en el intento "¿Qué fue lo que sucedió?"
La insistencia entre sus preguntas le comenzaba aterrar, si seguían en ese ritmo no tardaría mucho en soltarlo todo.
"En serio estoy bien, perfecta. Solamente resbalé por el escalón" Un incongruencia, ¿No había dicho ya que se había mareado?
La (c/c) volteó con delicadeza a la dirección de la Madrigal apartando su mirada en seguida en que topo con la suya. No estaba lista, no estaba lista para que alguien escuchará lo que tenía dentro suyo, nadie lo estaba.
El profundo dolor que habitaba en ella debía mantenerse guardado para siempre pues eso era lo correcto, o al menos lo que le hacían creer.
Julieta sabía que no la haría hablar en contra de su voluntad, pero tampoco podía dejarle al borde de una liberación. Tal vez sólo daría un empujón.
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𝗜𝗚𝗨𝗔𝗟 𝗔 𝗨𝗡𝗔 𝗣𝗘𝗢𝗡𝗜́𝗔 | 𝗜𝗦𝗔𝗕𝗘𝗟𝗔
Romance- ̗̀❪❪ 𝗘𝗡𝗖𝗔𝗡𝗧𝗢 | 𝗜𝗦𝗔𝗕𝗘𝗟𝗔 𝗠𝗔𝗗𝗥𝗜𝗚𝗔𝗟 Siempre estaré enamorada de vos, no habrá día en que no te diga el cuánto te amo y el como el significado de una simple flor, siempre será mi mundo a tu alrededor. Hoy de doy está peonía, pu...