𝒄𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝒇𝒊𝒗𝒆

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—¿Qué tal te encuentras?

—Bien, creo.

Claudia había venido tras recibir una llamada de histeria por parte de mi prima. Se habían enterado todos. ¡Como para no! ¡Si estaban delante y lo vieron en primicia!

—Tienes que controlarte, Luna.— Claudia acariciaba mi espalda mientras yo apoyaba la cabeza en mis manos. Estábamos sentadas en los banquillos dado que el entrenamiento debía continuar por poco que quedase para su fin.

—Con esa zorra viviendo, lo dudo mucho.

No dijo nada más ante mi respuesta y ambas nos quedamos mirando como estiraban los chicos. Mi hermano la acompañó, pero se quedó hablando con el equipo técnico y mi tío. Sé que no está enfadado, ha sido valiente en venir aún sabiendo que Violeta puede estar rondando por aquí. Ese tema es el punto débil de él, no le toques porque si no, conocerías a Rubén como nunca nadie le ha conocido, solo yo, desgraciadamente...

Todo fue hace tres años exactos, aunque venía de mucho más atrás. Comenzaron su relación en la carrera. Parecía una relación perfecta, con cariño, de revista, aparentemente sin discusiones... pero todas esas relaciones de pega tienen mucho detrás y puedo asegurar que no es nada bueno.

Violeta era la dominante de la relación sin duda, tenía a mi hermano comiendo de su mano. Poco a poco lo fue alejando de sus amigos, familia, estudios... ¿lo peor? que él se dio cuenta de eso y no hizo nada, solamente estar bajoneado y sin ganas de existir siquiera.

Un día estaba yo en casa, el día de mi 15 cumpleaños. Violeta vino a comer y estuvimos genial, hasta que mis padres se fueron a no se qué del club, yo no quise ir con ellos porque me quería quedar con mi hermano. Él y Violeta subieron a su cuarto, no era tonta, sabía a qué subieron, o eso creía...

Comencé a escuchar su discusión y a mi hermano decir que no tenía ganas ni quería seguir con ella. Subí las escaleras de casa para poder ver que no pasase nada malo; desde que conocí a Violeta vi de que palo iba y no me generaba nada bueno. La escena que pillé se quedó clavada en mi cabeza para siempre.

No actué, no pude hacerlo porque el shock me comió. No debí asomarme ligeramente a su puerta, porque no debí haber visto eso, o quizá sí. Cuando Violeta salió después de un rato me miró como si nada hubiese pasado y se largó, no impedí que lo hiciese, solo quería perderla de vista. Por mi parte, fui a hablar con mi hermano y al entrar en su cuarto vi a un Rubén acurrucado con su propio cuerpo ya vestido.

"—¿Rubén?— entré temiendo a su habitación.

Me acerqué a su lado con mi labio temblando. No reconocía a mi hermano, ese no era mi hermano y llevaba sin serlo mucho tiempo.

—Rubén, te ha pegado y violado.

Giró la cabeza para mirarme sin expresión. La situación daba miedo y estaba tensa, mucho. Si yo no consigo asimilar las cosas que he visto, no me quiero imaginar él. Nuevamente volvió a mirar al frente.

—Rubén, tienes que denunciarla.

—Nadie me va a creer.— su voz salió en susurro, casi me costó escuchar lo que dijo.

—Te van a creer, soy testigo. Tienen que creerte, deben creerte.— insistí. Me empezó a temblar mucho más el labio.

—Luna, deja que lo arregle yo."

Después de decirme aquello me fui a sabiendas de que no iba a hacer nada por el momento. Eso no es todo, para sumarle más mierda a todo el asunto que agradecidamente no se metió ningún medio de comunicación, bueno, hubo ciertos rumores pero ninguno se ha confirmado y ha quedado en el pasado.

INEFABLE; p.gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora