𝒄𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝒆𝒊𝒈𝒉𝒕

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—¡No sé que ponerme!

La habitación estaba hecha un desastre. Sí, había seleccionado el primer día los looks que iba a llevar estos días y la cita con Gavi me ha descolocado todo. Quiero ir arreglada pero cómoda porqué no sé a dónde iremos, por mucho que intentase sonsacárselo en la cena no he conseguido nada. Lo único que tengo seguro es que luego iremos a la fiesta juntos.

—Luna, tranquila, que no es la gala de los Goya. —Clau habló doblando la ropa que yo tiraba en la cama para después guardarla nuevamente. ¡Bendita paciencia tiene!

—¿Por qué no vas como en la cena?

Miré a Sira. ¿Cómo voy a ir con unos wide leg claros y un top beige? No. ¡No! 

—No es...

—Es cómodo y no sabes a dónde vas. Coges una sudadera por si acaso y ya está. —Sira se levantó de mi cama y comenzó a meter lo esencial en el bolso que pegaba con el conjunto.

—Toma. —Clau me tendió una sudadera blanco roto que tenía las letras pequeñas de su marca de ropa en burdeos.

Nunca os lo he dicho. Claudia va a estudiar diseño de moda y desde hace dos años comenzó con la idea de su marca. De momento no hay nada oficial pero los modelos 0 les tenemos gente que ella conoce, sobre todo aquellas que formamos parte de su círculo cercano.

—Luego vamos a la fies... —mi prima no me dejó terminar y ya estaba empujándome hacia la puerta con ansias.

—¡Hala venga! ¡A callar! Deja los nervios a un lado y sal con tu amiguito.

—Amigos, eso es lo que somos. —comenté corroborando que Sira no se olvidó de nada al meter las cosas en mi bolso. Realmente lo dije más para autoconvencerme que para ellas.

—Sí y yo soy Elsa la de frozen. ¡Venga, mujer! —Clau comenzó a aplaudir metiéndome más prisa. Era como en las películas cuando la jefa comenzaba a agobiarse porque quedaban muchas cosas que hacer y nadie realizaba nada.

No sé porqué estaba tan nerviosa ni porqué quería que me clavasen los pies al suelo para no tener que ir con el andaluz. O sea, sí que quiero, pero tengo la sensación de que esto es diferente y ha sido mucho más directo que cuando me engañó por lo de mi pulsera, o cuando nos veíamos en los entrenamientos y hablábamos de vez en cuando.

Nunca habíamos estado solos al completo, siempre había alguien alrededor. Esta vez no, esta vez íbamos a ser él y yo, Pablo y Luna. Nada de Gavira y Menguante, aunque seguramente nos llamemos así entre nosotros, como siempre.

Abrí la puerta con las chicas detrás de mi y me encontré al andaluz justo a punto de llamar a la misma pillándole de sorpresa.

—Hola. —dijo sonriendo guardándose el móvil en su bolsillo delantero.

—Hola. —parecía que había corrido un maratón cuando mi voz salió.

—Bueno, nosotras nos vamos, eh. —Claudia salió por mi lado consiguiendo que abandonase el bloqueo que había tenido mirando al moreno.

—Quiero que llegue viva y a la fiesta, Gavi. —mi prima lo señaló amenazante recibiendo como respuesta un asentimiento por parte de él.

Salimos del hotel bajo la atenta mirada de ciertos fotógrafos que estaban allí. No me importó que nos viesen juntos, la verdad es que me dio completamente igual hasta que sonase alguna suposición sobre nosotros por debajo de otras que realizaban a Gavi con respecto a la victoria del partido.

Un uber estaba esperando justo en la entrada y cuando Gavi abrió la puerta para que yo pasase, supe que cerca del hotel probablemente no estaba el lugar al que me quería llevar. O simplemente lo había llamado para estar más cómodos.

INEFABLE; p.gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora