𝒄𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝒕𝒘𝒐

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Huolaa!! Qué tal?? NO ME PODÍA RESISTIR A SUBIR ESTE CAP!!! Espero que estéis disfrutando del verano jeje. Bueno, llegamos a la recta final... Solamente digo eso. Ah! IMPORTANTE: 
esperad al epílogo ;)

Cuatro días habían pasado desde la última vez que vi a Pablo. Seguía molesto conmigo, por esa tontería que no tiene ni pies ni cabeza y ahora estaba ayudando a mi hermano y Clau en la mudanza.

Sí, habían encontrado un apartamento y no pierden el tiempo, aunque tampoco los culpo por que lo iban a tener que hacer como muy tarde la semana que viene. Me dijeron el día que llegamos que si podíamos ayudarles con las cajas y todo.

Mientras que Sira y yo estábamos ayudando a mi mejor amiga con todo su armario y cosas que tenía en su casa, aprovechamos para ponernos al día. Por otro lado, estaban los chicos, que habían llegado ya al piso con mil cajas de mi hermano. No sabía que tenía tanto guardado en su habitacion hasta que Ferrán entró con dos cajas grandes casi sin poder ver.

—¿Una ayudita? —cuestionó el valenciano.

Sira se acercó a agarrar una de las cajas mientras que Clau hizo lo mismo con mi hermano. Yo fui a la habitación principal a montar un mueble que me pidió Clau.

Percibí su perfume en cuanto entró en la habitación. Habíamos quedado todos en encontrarnos directamente en el piso y así no tener que hacer mil viajes. Me tensé y me puse nerviosa al escuchar sus pasos cada vez más cerca. Depositó la caja que llevaba en la entrada de la habitación principal, donde yo estaba, y se quedó estático.

—Perdón. —soltó sin más.

Todavía no me giré, seguía dándole la espalda mientras lo miraba por el rabillo del ojo e intentaba averiguar cómo se montaba un mueble con las instrucciones, que no servían para nada.

Soltó un suspiro y volvió a hablar, esta vez posicionándose delante de mi y agarrando las cosas del mueble como si supiese cómo iba.

Todos estaban al tanto de nuestro pequeño enfado y distanciamiento. Que le hayan dicho que llevase las cajas a esta habitación dudo que haya sido una casualidad. Menos mal que una mudanza tiene mucho trabajo y cada uno estamos en una habitación, seguramente, distinta.

Los muebles del piso los compraron hace dos días, por lo menos los principales para poder quedarse ya aquí a dormir. Hoy había llegado el sofá y dos mesas para el despacho de Clau y Rubén.

—He sido un gilipollas por no haber contestado tus mensajes de estos días y haberme puesto así por una decisión técnica que no tenía nada que ver con nuestra relación

Asentí levemente, conteniendo las lágrimas. El día que llegué, mi madre tomó una decisión y yo, hace dos días, tomé otra que mi padre me animaba en su momento a aceptarla pero no lo hice por miedo. Ninguna de las decisiones tomadas las hubiese aceptado si no quisiese hacerlo de verdad.

—¿Lu? —preguntó preocupado, agarrándome del mentón con suavidad para que lo mirase.— Ey ¿Qué pasa?

—Me voy a vivir a Francia, Pablo.

—¿Q- Qué? —sus ojos se abrieron como platos.

Estaba en shock. Quiero creer que lo que he dicho es una broma de mal gusto, pero no es así. Es la realidad.

—Me voy a vivir Francia —repeti.

—Ya, ya te he oído. Pero ¿Por qué? ¿Cuánto tiempo? ¿Por qué no me lo habías dicho antes? —se acercó a mi dejando la bolsa de los tornillos a un lado.

—Te dije el otro día si podiamos quedar, aunque fuesen cinco minutos. No contestaste y yo tampoco fui a ese entrenamiento, tampoco hay una noticia oficial aún como para que te enterases y...

INEFABLE; p.gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora