Como en cada partido, los sentimientos estaban a flor de piel. La cosa se pone cada vez más tensa y aunque estemos en diciembre, se nota quiénes se están jugando más cosas y quiénes no. Claramente, una victoria es como un vaso de agua fría en verano a 40°, así que todos los equipos preferimos eso a nada. Aunque esto era la Copa del Rey, no La Liga. Clasificación a la semifinal para ser más exactos, pero aún así la presion de La Liga se olía en el aire.
Se guardó un minuto de silencio en honor a mi padre. Lloré, no tanto como me habría imaginado, pero sí salieron algunas lágrimas. En estos momentos era cuando me daba cuenta del cariño que se tiene a mi padre en el mundo del fútbol. ¿Quién iba a decir que alguien que se encuentra detrás de un club, sin si quiera tener protagonismo, iba a ser tan querido por la gente? Si eso pasa, supongo que es porque las cosas que ha hecho mi padre estando presente, han sido buenas.
Después de un emotivo abrazo con mi tío y un agradecimiento que hice a la grada como pude. Dio inicio el partido. Otro más.
No pasaron más de 10 minutos cuando mi tío mandó a calentar a Ferrán. Por la parte de la defensa la cosa estaba genial, pero en la delantera o incluso central, había bastantes fallos. Y la primera parte acabó como menos me lo esperaba.
—¡Eso es penalti! —gritó mi tío.
Claramente no fue el único en quejarse al ver esa jugada hacia Eric. Había sido una entrada fuerte, provocando que llamasen a los médicos mientras el catalán se retorcía en el suelo de dolor.
—¡Joder! ¡Que puto árbitro de mierda, coño! ¡No sabe ni sacar una puta cartulina!
Esa queja fue lo suficiente como para que se metiesen algunos del otro equipo insultando contra mi tío y para que el cuarto árbitro diese un aviso al principal y se acercase corriendo hacia el banquillo.
—Repite eso. —dijo en cuanto se acercó.
—Ya está, Luis. Cálmate. —solté poniéndome entre mi tío y el árbitro.
Sin más, le sacó una roja. A mi tio. Al entrenador principal.
—Pero ¡¿Por qué?! —soltó Jesús llegando a nuestro lado.
— La roja es a él. ¡A él! ¡Iros a la mierda!—Piqué se levantó del banquillo encarándose también al árbitro. Ganandose una amarilla.
¿Pero qué coño les estaba pasando? Mi tío se fue maldiciendo por lo bajo hacia los vestuarios. De alguna forma el resto del equipo, tanto los que estaban jugando como los que estaban en el banquillo o calentando, consiguieron calmar las cosas.
Ahora el peso del equipo caía sobre mi. En realidad, se me hizo raro. No es lo mismo saber que eres la segunda entrenadora y hacer unas pocas jugadas a saber que tienes todo el peso de 11 jugadores.
Si ahora empezaban a fallar, la culpa sería mía.
Aproveché que Riqui estaba cerca para hablar con él. Nos habían pitado penalti finalmente y Eric estaba fuera del campo mientras le atendían.
—Tiras tú el penalti. —aseguré.
—Vale, de acuerdo. —bebió agua y fue corriendo a su posición.
—¿Cómo lo va a tirar Riqui, niña? —la pregunta de Jesús iba con un retintín que no me gustó nada.
—Confiad en él de una puta vez. —me crucé de brazos.
El pitido del árbitro fue suficiente para Riqui respirase profundo, cogiese carrerilla y tirase el penalti.
La clasificación a la semifinal de la Copa de Rey, es algo que en nuestra liga también es importante. No deja de ser un premio, una competición y no porque sea un trofeo simplemente nacional, íbamos a relajarnos.
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INEFABLE; p.gavi
Fanfiction-Es que... es algo tan inefable. -Sabes que es la única persona que ha conseguido romper tus barreras, ¿no? -Lo sé, por eso tengo miedo. *NO SE ADMITEN COPIAS, PLAGIOS...*