Capítulo IX

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Tyra.

Iba con mi mamá de camino a la casa de Nicolás, cuando llegué a mi casa le comenté a mi mamá lo que la señora Sara me había dicho, ella aceptó gustosa, aún no sabía por qué iba, solo le dije que era referente al proyecto.

Baje del auto y ella me siguió, nos encontramos con William en la puerta.

— Buenos días, señoritas, ¿Cómo están? – saludo con la sonrisa que lo caracterizaba.

— Hola, Will

— Buenos días, Will —saludo mi mamá también cordialmente.

— Pasen, Sara las espera en la sala — asentí y entre, mi mamá venía detrás de mí observando cada detalle.

Entramos a la sala y como lo mencionó William, allí se encontraban la señora Sara, a su izquierda Nicolás y a su derecha Stephanie.

— Oh usted debe ser la señora Kathleen, mucho gusto— expresó amablemente.

— Un placer – asintió mi mamá.

— Por favor tomen asiento, en unos minutos estarán listos unos postres que hizo Steph.

Mi mamá se sentó primero y yo luego.

— Espero y no haya sido mucha molestia – el tono de mi mamá era muy cordial.

— Hay señora Kathleen, no se preocupe, yo lo hice con mucho gusto – Steph dijo emocionada.

— No me llamen señora, Kathleen está bien.

— Bueno Kathleen voy a ser directa, como sabrás nuestros hijos están realizando proyectos finales – mi mamá asintió – uno de esos proyectos consiste en interpretar una escena de una película.

— Sí, tengo entendido que escogieron Orgullo y Perjuicio.

— Sí, la cuestión es que nosotros tenemos una cabaña a 17 km de Sunrise Lake y tiene una vista hermosa, sería maravilloso que ellos graben allá.

— Y ¿Cuándo sería eso?

— Cuando Steph termine los vestuarios, en una semana.

— Pues no me parece mala idea, pero ¿Quién iría con ellos? — inquirió preocupada mi mamá.

— Yo voy a ir con ellos, de eso no te preocupes, iríamos Tyra, mis hijos y yo, la cabaña cuenta con cinco habitaciones, todas bien acomodadas, así que de eso no te preocupes.

— Tendré que habar con mi esposo, sin embargo, está bien, siempre y cuando me la cuides mucho.

— La cuidaré como si fuera mi propia hija.

— Creo que ya está lista mi tarta, me permiten un momento.

Steph se levantó y se dirigió a la cocina, vi la hora y eran las 2:20, estaba bien. Luego de unos minutos, mientras mi madre hablaba con la mamá de Nicolás como si fueran amigas de la infancia, Steph volvió con una bandeja llena de pequeños trozos de tartas, olía de maravilla.

— Mientras ustedes disfrutan, yo me llevo a mis modelos para cogerles sus medidas.

Me cogió de la mano y me llevo casi corriendo a su estudio. Su estudio era el típico cliché de las modistas, en una pared había un sin número de telas, de hermosos colores, había dibujos de diseños, un armario en donde, pronto me explico, que estaban sus diseños más preciados, era muy talentosa, sus diseños eran hermosos.

— A ver Ty, párate allí — me señalo un banquillo.

Me pare allí y mi celular comenzó a sonar.

Seamos como la luna y el sol [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora