Tyra.
Habían pasado dos días desde el incidente. No había tenido pesadillas, al contrario, había soñado con Nicolás. Estaba en un mirador, esperando a que llegara Nicolás, ayer había ido a retirar los anillos de promesa y estaba muy emocionada de darle el suyo. Eran las seis de la tarde, pronto comenzaría a atardecer.
Escucho pasos detrás de mí y luego dos brazos rodean mi cintura en un cálido abrazo.
—Preciosa, ¿Ahora me dirás por qué me trajiste aquí?
—Porque aquí es donde mejor se puede apreciar al sol y a la luna.
—Es una vista hermosa — me giro hacia él y me está mirando.
—Estoy hablando en serio.
—Y yo también — se acerca y me besa.
Cuando el atardecer amenaza con empezar, me separo de él y saco de mi bolsillo la caja de terciopelo azul con un listón gris.
—¿Para mí?
—Para ser un escritor reconocido, haces preguntas tontas, Smith — agarra la caja y al abrirla sonríe.
—¿Me estás pidiendo matrimonio, Miller?, deberías arrodillarte entonces — blanqueo los ojos.
—Son anillos de promesa.
—Hai shi shan meng — me mira, esa fue la frase que pedí que grabaran en ambos anillos — ¿Qué significa?
— Hai shi shan meng, en China significa, una promesa de amor eterno — me acerco a él y cojo los anillos — la luna y el sol. Me puse a pensar que, si yo era tu sol, tú eras mi luna. Porque la luna es alguien precioso, deslumbrante y vive rodeado de muchas estrellas. Pero la estrella que más lo quiere es el sol. La luna no necesita de alguien para brillar....
—La luna de allá — señala el cielo — no necesita del sol, porque tiene muchas estrellas. Pero esta luna — se señala a sí mismo — si necesita al sol para brillar, no necesita más estrellas, si tiene a la más brillante, fuerte y potente de todo el universo — saca el anillo del sol de la caja y me lo coloca — Hai shi shan meng, mi sol.
Saco el otro anillo y se lo coloco — Hai shi shan meng, mi luna.
—Joder, me haces el satélite más feliz — coloca sus manos en mi cintura y me levanta para dar vueltas, yo solo me rio.
—Para, me voy a marear — sigo riéndome, él me baja y me besa — te quiero mucho.
—Te quiero mucho.
Nicolás.
Estaba sentado al frente de mi laptop esperando a que George me llamara para saber mi respuesta. No me había podido llamar antes porque tuvo que salir de viaje a última hora. Mientras esperaba, miraba con una sonrisa el anillo que me dio Ty. Hai shi shan meng ♡, no sé cuántas veces he visto la frase desde que llegue a mi casa esa tarde.
Mi celular suena y veo que es Portman.
—¿Cómo está mi escritor favorito? ¿Ya tienes ideas para otro libro?
—Hola, estoy muy bien y aún no, sigo pensando.
—¿Nicolás, eres tú?
—Sí.
—Nicolás diciendo muy bien. Debo estar delirando.
—No exageres, Portman.
—Tal vez esa felicidad se deba a la chica que conocí, debo decir que era muy linda.
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Seamos como la luna y el sol [Borrador]
RomansaDespués de todo, la leyenda sí es cierta y lo pude comprobar cuando la conocí a ella...