Capítulo XXXI

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Nicolás.

Dos días antes...

Estaba esperando a Tyra, miraba a cada rato mi celular esperando a que William me enviara un mensaje confirmándome que ella ya venía a donde yo me encontraba. El último mensaje que me había enviado era que se encontraban a diez minutos de aquí. Mientras me imagino como le diré todo, mi celular vibra.

Es una llamada de William, descuelgo rápido y hablo.

—¿Ya viene?

—¿Hola? — una voz desconocida habla.

—¿Quién habla?

—Me llamo Marcus, estaba pasando por aquí cuando vi cómo se chocaban ambos autos — mi corazón se detiene por completo — llamé porque eras el primero que aparecía en la lista de contactos.

—¿Accidente? — susurro.

—Sí, un accidente a dos minutos del lago, la ambulancia ya está llegando.

Dejo tirado el teléfono y comienzo a correr, el miedo me invade por completo. Debe ser un error, me repito, ellos están bien. Corro lo más que puedo, a lo lejos veo a mucha gente aglomerada. En medio de tropezones, me acerco rápido. Me meto entre la gente y la veo.

La están subiendo a una ambulancia, su vestido blanco de flores azules, ya no es tan blanco. Se encuentra sucio de sangre. Intento avanzar, pero un policía me lo impide.

—No puede pasar.

—Es mi novia, ¡Déjeme pasar!

—Lo siento, no puede, vaya al hospital.

—¡Déjeme pasar, que es mi novia, le estoy diciendo! — grito desesperado.

—¡Ya le dije que no, vaya a buscarla al hospital!

Comienzo a buscar a William, pero no lo encuentro. Paro un taxi y le pido que siga a la ambulancia.

—¿Me podría prestar su celular?

—Claro.

Me lo da y llamo a Steph.

—¿Hola?

—Tyra y William tuvieron un accidente, necesito que le avises a sus padres. Están en el hospital general.

—¿Están bien? — pregunta con voz cortada.

—No lo sé, joder, no lo sé — trato de aguantarme las ganas de llorar — haz lo que te pedí.

Cierro la llamada y llegamos al hospital, le pago al señor y le entrego su celular. Salgo corriendo y veo como sacan a Tyra de la ambulancia.

—Adolescente de género femenino, aproximadamente 18 años de edad, víctima de un accidente de tránsito, recibió todo el impacto del auto — avisa el paramédico al doctor — sufrió trauma craneal, lesiones en el torso derecho, así como en sus extremidades inferiores, posible hemorragia interna, su presión es baja y su pulso débil.

—Tomografía completa y preparen el quirófano — me acerco por inercia a donde están ellos.

—No puede pasar.

—¿Estará bien? — pregunto con miedo.

—Haremos lo posible.

Cierran la puerta y me quedo viendo cómo se la llevan. No sé por cuánto tiempo me quedo viendo por donde se la llevaban, el tiempo pasa lento, no escucho nada, solo un pitido. Alguien me gira, es la mamá de Tyra.

—¿Dónde está mi Ty? — pregunta al borde del colapso.

—No lo sé — digo en un hilo de voz — se la llevaron, no me dejaron entrar.

Seamos como la luna y el sol [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora