Seamos como la luna y el sol [Borrador]

Capítulo XIX

Tyra.

Era miércoles, los tres días que pasaron luego del partido fueron así: cocinamos con mi abu y ella nos informó que se iría el sábado, luego de la presentación de Ar, con Nicolás ya habíamos terminado todos los proyectos, así que ya estábamos libres, mi abu me dijo que el día viernes iba a conocer a Nicolás si o si, Steph me había comentado que con Jennie la había pasado muy bien y que todo el concepto que tenía sobre ella, había cambiado y me alegraba por eso.

No había nadie en mi casa, me encontraba jugando con Mike en la sala, el timbre sonó y con pereza me levante hacia allí.

— Buenas tardes — saludó un señor — ¿La señorita Tyra Miller?

—Buenas tardes — dije cordialmente — esa soy yo

— Esto es de usted — me entrego una caja roja con un lazo gris — firme aquí, por favor.

Firmé y en menos de dos minutos, el señor se fue.

Era una caja un poco grande y pesada, pero mi curiosidad me gano y la abrí.

No puede ser

Era un vestido floreado con corte de cintura alta, tenía un escote corazón, mangas largas holgadas. Era precioso y sé quién lo hizo, también estaban un par de sandalias  negras. Al fondo de la caja se encontraba una nota.

Il mia sole.

Te espero a las tres de la tarde fuera de tu casa.

Colócate ese vestido, te quedara perfecto.

P.D: Tu mamá está al tanto de esto

XOXO

¿XOXO? ¿Besos y abrazos? Que maravilloso.

— Dios que tierno, si ves Mike, me envió esto.

Claro como que si Mike te va a responder

Corrí a bañarme, aunque hoy no me tocaba baño. Estaba muy emocionada.

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Eran las dos y cincuenta de la tarde y yo ya me encontraba lista. Estaba emocionada sobre lo que iba a pasar. A los cinco minutos, visualice como el carro de Nicolás se estacionaba en frente y él se bajaba del carro.

Deja de acosar, niña

Claro que no, yo estaba viendo ese pájaro que acaba de pasar y él casualmente llego. Me acomodé el cabello y el timbre sonó.

— Mia sole, tu sei perfetta — dijo sonriéndome.

— Hola, tú te ves muy apuesto.

— ¿Nos vamos? — dijo extendiendo su mano a mi dirección.

—Claro.

Caminamos hasta el auto, él abrió la puerta del copiloto para mí y luego dio la vuelta para entrar por la del piloto. Debo de admitir que estaba muy ansiosa y nerviosa.

— Esta vez yo elegiré la música — declaró con una sonrisa

— ¿Cuál elegirás?

Ignoro lo que le pregunte y sonriendo coloco Gone, gone, gone de Phillip Phillips.