Capítulo XVII

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Tyra

— A ver Tyra — dijo Steph — ponte estos tacones.

— No me gustan los tacones.

— Dije póntelos — la miré con mala cara — señora Kathleen, ayúdeme por favor.

— Tyra, van a llegar tarde.

Era viernes, exactamente las cinco de la tarde, me encontraba en mi cuarto, luchando para que me dejaran ir en sandalias y no en tacones, el vestido rojo que me había hecho Steph era magnífico, pero no me lo dejaba poner hasta que me pusiera los tacones. Benditos tacones

Si dejaras de ser tan terca, hace rato se habrían ido

Pero no me gustan los tacones.

— Está bien, dámelos.

— ¡Por fin!

Me los puse y crecí unos cinco centímetros más.

— Ahora sí, el toque final y por el que hemos estado preparándonos toda la tarde.

Stephanie había convertido mi habitación en una peluquería completa, Marcos vino de nuevo y nos maquilló y peino a ambas, desde las dos de la tarde nos han estado preparando.

Me coloqué el vestido rojo, Steph tenía uno color esmeralda.

— ¡¡Dios te queda precioso!! — gritó emocionada Steph.

— Tyra, cariño, te ves como una diosa.

Me miré al espejo y pude contemplar que el vestido resaltaba todos mis atributos, mi cabello lo habían ondulado, mi maquillaje era natural y mis labios estaban rojos. En serio me veía deslumbrante.

— Estamos listas, Will nos espera abajo.

Me giré y mi mamá ya nos estaba tomando miles de fotos.

— Me mandas fotos de Tylás, Steph — dijo mi mamá emocionada — no te olvides.

— No lo haré — respondió emocionada.

— ¿Tylás? ¿Qué es eso?

— Nada — respondieron las dos al mismo tiempo.

Tylás, me suena familiar.

A ti, a mí no.

— Bueno, ya vayan, suerte, se ven divinas.

Bajamos las escaleras y Arlette e Isabella estaban en el sofá.

— ¡Tyraaaaa pareces una princesa!

— ¡¡Siiiiiii, pareces una diosa!!

— ¿Y yo? — pregunta ofendida Stephanie.

— Ah, tú te ves bien, también — dijo sin importancia Ar.

Yo comencé a reírme, salimos de la casa y William nos sonrió al vernos.

— Me siento muy afortunado de escoltar a las señoritas más hermosas que he podido admirar en mi larga vida.

Reí ante el comentario. Nos abrió la puerta del carro y subimos. Estaba muy nerviosa, no sabía por qué. Hoy no quería preocuparme por lo de la universidad, hoy quería concentrarme en disfrutar. Stephanie estaba contenta, quería ver la cara de sorpresa de su hermano cuando me vea.

— Ya verás, lo vas a dejar sin palabras — repetía emocionada cada cinco minutos — yo grabare su reacción, eso no lo dudes.

Yo solo reía ante sus palabras. Luego de unos minutos llegamos a la casa de los Smith, estaba muy alumbrada y una alfombra negra se encontraba en la entrada, muchos autos estaban estacionados cerca de la casa, autos lujosos. Will se detuvo en donde empezaba la alfombra negra.

Seamos como la luna y el sol [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora