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Mis manos acariciaban su espalda desnuda.

-¿Qué piensas?-

Ella hacía círculos en mi pecho.

-Posiblemente lo mismo que tu- baje mi mirada

-¿Qué fue el mejor orgasmo?- asentí riendo

Desde nuestra primera vez es imposible para nosotros aguantar las ganas de hacerlo.

-Alejandro- la volví a mirar

-No digas nada- la abrace

No quería el pensar que nos tendríamos que ir despidiendo

-Solo quiero decirte que hice ya tu maleta-

No quería irme y menso ahora que los dos estábamos en una fase rara.

-No quiero irme-

-Pero debes por la empresa- asentí

-Además es posible que llegues una semana antes de que me toque irme-

-Si eso ocurre prepárate porque serán siete días en donde lo haremos en cada rincón del apartamento y de la oficina-

-Muero por que ocurra- susurro

Gire para quedar sobre ella.

-Me excitas cuando me hablas así- bese sus labios mientras me hacia espacio entre sus piernas

Estire mi mano hacia la mesa de noche en donde tome un condón

-No puedo creer que todavía te queden ganas- me separe un poco para colocarme un condón

-Contigo me dan ganas de hacerlo todo el tiempo-

Coloqué mi verga en su entrada y solo moví mis caderas para ser uno otra vez.

-Mhm- mordió su labio inferior

-Tu labio no tiene la culpa de lo que te hago sentir- la bese

-Más rápido Alejandro-

-Tus deseos son ordenes- coloque mis manos en su cadera para moverme más rápido

Podía sentir como sus jugos vaginales me ayudaban a entrar más rápido en ella.

Baje mi boca a su pezón derecho el cual succione como si quisiera sacar leche del mismo.

-No pares-

-Amo tu cuerpo- bese su cuello

-Cada detalle del mismo es mi perdición-

Mis caderas se movían como si toda la vida supieran del movimiento.

-Chloe- gemí cuando sentía que me correría

Cambiamos de pose para estar más cómodo

La tome de su cabello sin lastimarla claramente mientras nos movíamos.

-Nena- gemí

-Me vengo Alejandro-

No necesitaba que me lo confirmara.

Me moví con más fuerza y rápido hasta que los dos llegamos al orgasmo

La solté para que se recostara en la cama aun con mi verga en su interior.

Besé y mordí su espalda mientras intentaba respirar.

-Dios – gimió cuando volví a moverme

-No me canso de ti- azote uno de sus glúteos dejando la marca de mi mano

-Ale... Alejandro- gimió mientras arremetía con ella con fuerza

En toda la habitación se escuchaba el chocar de nuestro cuerpo y de la cama contra la pared.

Mi Diamante PreciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora