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Un corazón decidió detenerse por un tiempo indefinido.

No había un ruido que se escuchara en la sala de operaciones.

Movimientos y susurros era lo más que se escuchaba.

No estaba esa otra mitad que me hacia seguir con mi vida.

Dejo de existir... por un minuto en mi vida.

-No puedo creer que casi te pierdo- tome su mano

El estaba acostado en su camilla con un artefacto que le pasaba oxigeno.

A cada dos horas un enfermero lo revisaba.

-Sabes Miguel hoy fue a lo de tu divorcio. Eres libre otra vez amor- sonreí, pero el no estaba ahí para devolverme la sonrisa

-¿Dónde estas? Si puedes ver a nuestro bebé dile que te cuide mucho, pero que te devuelva. Te necesito-

-Vamos Chloe es momento que vuelvas a tu apartamento- negué al ver a Miguel

-No te dejaran quedarte porque no eres la esposa de él-

Por un mes había peleado para que me dejaran quedarme, pero todo fue en vano.

-No puedes bajarle lo del oxigeno- me detuvo cuando quería darle un beso

-Muero por besarlo-

-Te aguantas, prefiero que sigas deseando un beso a que se me muera-

Asentí dándole la razón.

-Adiós amor, te espero en casa- bese su frente para salir de ahí

No quería dejarlo, pero debo seguir las reglas, aunque duelan.

Conduje hasta el apartamento que el tenia con Elisa.

-Hola- la abrace cuando llegue

-¿Cómo sigue?- en sus ojos siempre habían esperanza

-Igual- acaricie su cabello

-Te cocinare la cena- ella asintió mientras me seguía

-Gracias por cuidarme- negué

-Eres la hermana de Alejandro y se que es lo más que aprecia-

-Luego vas tu, eres la luz de sus ojos desde que son amigos. Cuando hablábamos me contaba sus locuras- se rio recordando los momentos con su hermano- El te ama mucho, pero fue un tonto a no decírtelo antes- sollozo

-Tranquila, estaremos juntos cuando el despierte- ella asintió

-¿Se divorcio ya?- asentí

-Hoy Rebecca al fin firmo el documento en la cárcel-

El documento del cual me había hablado en el hospital no apareció por ningún lado.

-No entiendo porque no nos conto de su plan, podíamos ayudarlo-

-Sabes como es tu hermano- ella asintió

-Pero le dije cosas feas- sus ojos se llenaron de lagrima

-Nos disculparemos cuando despierte-

Comenzamos a cocinar juntas para no hablar de nada triste.

La navidad estaba a la vuelta de la esquina y el todavía seguía postrado en esa cama.

No sabia como hacer porque luchara por salir de ahí.

Había leído que funciona que se le hable para que ellos sepan que los estamos esperando, pero no veo progreso.

Mi Diamante PreciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora