Capítulo 1:

327 23 1
                                    

«Mi príncipe azul» 

Ya estando completamente lista, me admiro en el espejo de cuerpo completo que hay en mi habitación. No es por presumir, pero me veo bastante bien con mi enorme y esponjoso vestido blanco. Tanto, que es una imagen digna de guardarse para siempre en mi memoria. Y pensar que hace no mucho, creí que este día jamás llegaría. Claro, hoy sé, que estas fueron solo tontas inseguridades mías. Pues estaba a poco de casarme con el hombre apuesto que se supo ganar mi corazón. Incluso me avergüenza decir, que me ganó sin tener que esforzarse mucho. Pues en veinte largos años, fue él, el primer chico valiente que se presentó ante mí como un pretendiente. Sé que se preguntaran, cuál era la razón por la que no tuve pareja en todo este tiempo, y bueno, es que la respuesta no es tan difícil. Sin razón alguna, crecí bajo la sombra que me daba mi hermana. Ella es mi reflejo. Sí, ambas somos gemelas idénticas. Pero ciertamente no era eso lo que me daba mi gran inseguridad, sino que, ella era todo lo que a mí no se me daba ser. Y es que ella era coqueta, simpática, divertida, extrovertida... Yo sabía que yo era bonita, pues estaba solo en mirar a mi hermana para corroborarlo. Pero, pese a esto, las cualidades que ella tenía y como se desenvolvía, era lo que me hacía verla aún más hermosa que yo. Inclusive algunas veces me sentía celosa de su belleza espontánea. Pues yo, al contrario, era recatada, seria, y me costaba un montón expresarme y hacer amistades tan abiertamente como lo hacía ella. Es por eso que, en secreto, siempre deseé ser ella. Pero como ella ni siquiera se lo imagina, yo tampoco he hecho algo para decírselo. Era mejor así, pues tampoco quería hacerla sentir mal por mis tontas inseguridades. Eso sí, había logrado encontrar una forma en la que podía expresarme abiertamente sin hacerle daño a nadie. Una forma que muy pocos entendían, pero en donde yo me sentía libre de expresión. Ahí era donde yo podía imaginarme siendo diferente. Ahí era donde yo echaba a volar la imaginación, y me expresaba sobre un mundo en el que me hubiese gustado estar. Un mundo de fantasía en donde pudiese encontrar el amor verdadero. Uno de esos que son de cuentos de hadas. Un amor mágico que llegué a pensar que no tendría en la vida real. Hasta que de pronto llegó él, para hacerme ver que mis inseguridades eran tontas y demostrarme que el amor verdadero existe.... Aún recuerdo bien cómo fue que nos conocimos. Me flechó de inmediato, y admito que celebré como nunca cuando me pidió ser su novia a los pocos días después de conocerlo. Es un hombre serio, tal vez poco detallista, pero, yo estaba enamorada de él hasta los huesos. Tanto, que acepté su propuesta de matrimonio, cuando un día sin esperármelo me lo pidió después de ir a una romántica cena. Sabía bien que tal vez aún nos faltaban cosas por conocer del otro, pero, también era consciente de lo mucho que ya lo amaba, y sentía que ese no sería un impedimento. Así como no podía dejar pasar esta oportunidad que el destino me daba porque, en mi corazón, yo ya sabía que él sería para mí, ese príncipe azul, que yo tanto había soñado y esperado.

—¡Te ves hermosa hija! —les sonrío a mis padres que entran a mi habitación. Ellos se ven muy elegantes y felices. Tanto, que los recuerdos no muy gratos de hace pocas semanas donde ellos habían estado en contra de mi boda, pues esta se les hacía demasiado apresurada, sobre todo por lo poco que conocía a mi novio, ya se siente como quedan en el pasado. Y como todo, aunque no les pareciese, respetan y terminan apoyando mi decisión. Ahora no solo me dan su bendición, sino que me acompañan con sonrisas, tal vez un poco tristes, pero siempre demostrándome todo su amor.

—¡Gracias papi! —lo abrazo y le doy un beso. Mi padre Kenji, es el más amoroso y tierno de los padres. Fue a quien más le había dolido la noticia de mi boda, y hasta le había costado un poco asimilarlo, ya que no quería que me casara, porque decía que yo aún era muy joven. Aunque yo bien sabía, que eran sus celos tiernos de padre, los que no querían que comenzara a hacer mi nueva vida. Él es mi primer príncipe. Es el hombre que me ha tratado siempre como a una princesa. Es él, aparte de mi hermana, con quien yo tengo más conexión, pues es el que más entendía la sensibilidad que tenía, pues me lo había heredado. Gracias a él, y a su máximo apoyo, yo me había animado a pesar de ser una novata, a hacer mi primer escrito, el cual, para mi sorpresa, y pese a mi poca experiencia en el amor, había sido todo un éxito desde que la editorial lo había lanzado. Yo no me lo explicaba, pero él siempre me decía que confiara un poco más en mí, como él ya lo hacía, pues sabía que solo yo podía tener la sensibilidad para escribir un libro tan lleno de sabiduría, amor y ternura como ese.

ENSÉÑAME A VIVIR SIN MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora