Capítulo 24:

150 16 2
                                    

«Un indicio»

DARIEN:

Me sentía completamente perdido y desorientado. Eso sin contar que estaba demasiado exhausto, pues habían sido muchas horas de vuelo. Más de las que he hecho normalmente. Pues es la primera vez que viajo a un lugar tan lejano. Y, para colmo, el ajetreo de los muchos turistas que hay aquí hacen que todo a mi alrededor sea muy tedioso. Y eso que todavía no salía del aeropuerto. He venido prácticamente a ciegas, sin saber cómo moverme o hacia dónde dirigirme. Sabía cuál era su dirección, por supuesto, pero poco interés había puesto aquella vez que me la dio, pues como saben, volver por estos lugares era lo que menos quería. Mas digamos que no me quedó otra opción. Pese a la distancia, y a pesar de que anda en malos pasos, Mal no deja de ser mi hermano y por lo mismo me preocupa. Y como bien dijo Serena, a lo mejor yo tampoco me perdonaría si algo le llega a pasar y yo no puedo estar con él. Menos ahora que prometió ayudarme con el caso de Serena. Pues no he dejado de sentir cierto remordimiento por ponerlo todavía más en peligro; Comienzo a prender mi celular, después de haberlo traído todo el viaje apagado, y una vez que se inicia, un montón de mensajes y llamadas entran. Algunas de Seiya, otras de Taiki, quienes preguntan preocupados si ya he llegado. Pero compruebo con molestia y preocupación que no hay ninguna llamada de ese ingrato desaparecido. Así que pronto llamo a Taiki, preguntándole cómo está todo por allá. De igual modo le mando un mensaje de texto al hermano de Serena para que me diga cómo está su hermana, y por último llamo a Seiya para también avisarle que ya he llegado.

—¡Hermano por fin me llamas! —musita preocupado, haciendo que yo suelte una risita.

—Seiya, por si no sabías, Sicilia no está a la vuelta de la esquina. Obviamente iba a tardar en responderte —respondo con ironía, por lo que lo escucho reír. —Por cierto, ¿Te ha devuelto la llamada, Mal?

—No. Sigue sin comunicarse —suspiré.

—Bueno, comenzaré a buscarlo. Por lo pronto ya sabes que ya llegué. Cualquier cosa yo te aviso.

—Sí, hermano. ¡Cuídate! —tras colgar, me dispongo a buscar el número de Mal para volver a marcarle, para ver si ahora sí tengo suerte. Solo que una llamada suya entra antes. Y aunque me siento aliviado de saber que está bien, no puedo evitar que mi voz salga con un gruñido molesto, hablando antes que él lo haga.

—¡¿Dónde demonios estás?! ¡¿Por qué no has respondido a las muchas llamadas que te hemos hecho?! —de inmediato puedo ver que me gano la atención de muchos a mi alrededor. Pero poco me importa. Pues como dije, me siento aliviado de que por fin se esté reportando, pero también estoy muy molesto por haberse desaparecido de esta manera.

—Mi dispiace —no me responde a las preguntas que le he hecho, solo se disculpa en un susurro que me hace resoplar.

**(Lo siento)**

—No pedí tus disculpas sino una buena explicación.

—Bueno.... no respondí porque me quise tomar un momento de relajación, y no quería ser molestado.

—Ajá. Y ¿Por qué te escuchas así? —continué gruñendo contra el teléfono, sospechando que lo que me decía no era cierto. —¡Quiero la verdad, Mal! —exigí, por lo que lo escuché resoplar.

—¡Está bien! No respondí porque me la pasé en la casa bebiendo quien sabe cuántas horas, y me escucho así porque ahora mismo tengo una resaca de mierda. ¿Contento? Así que procura no alzar la voz por favor —reí sin gracia.

—¡¿Te das cuenta de lo preocupados que nos tenías y solo porque estabas ebrio?! —lo escuché suspirar.

—Lo sé.... Me disculpo de nuevo, enano. 

ENSÉÑAME A VIVIR SIN MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora