Capítulo 36:

86 12 2
                                    

«Orgullo y admiración»

DARIEN:

No han pasado más de dos horas, pero puedo decir que ya he tenido suficiente. Pues no he terminado de reponerme de los recientes sucesos, y ahora tengo que enfrentar un momento que no creí que llegara a suceder. Al menos no así. Siempre tuve otras expectativas con respecto a mi hermano gemelo perdido. Siempre deseé tener pistas de él para luego reencontrarnos con gusto y alegría. Quería que mi madre disfrutara de ese momento desde donde quiera que estuviera, pero ahora mismo, lo menos que siento es alegría. Solo siento rabia y decepción. Pues me duele ver todo lo que mi propia sangre ha causado. Me duele ver la satisfacción que siente tras haber hecho todas esas cosas tan terribles. Pero más me duele odiar a mi propia sangre, a pesar de que siempre le prometí a mi familia que haría todo lo posible por encontrarlo. Cuando ahora lo único que quiero es golpearlo hasta el cansancio para cobrarle, aunque sea un poco de lo mucho que ha lastimado a la mujer que se ha convertido recientemente en el centro luminoso de mi vida. 

—¡Se ne vanno tutti e ne rimane solo uno! Non voglio che nessun altro entri a meno che non glielo dica io. Hai sentito? —ordena a sus hombres sin dejar de verme despectivamente. A lo que todos le obedecen. —Dimmi il tuo nome —me exige con desprecio. Mientras yo tampoco puedo dejar de verlo. Pues es increíble el parecido que existe. Incluso me atrevo a decir que hay entre los dos muchas más coincidencias y similitudes que las que pueden tener Mina y Serena Por eso mismo es hasta ahora que comprendo el inmenso miedo que siente Serena cada que me ve. Pues nos parecemos tanto, que la primera impresión siempre le causa una gran conmoción y confusión que por suerte ya puede controlar cuando se da la oportunidad de escucharme y mirarme fijamente.  

**(¡Todos se van y sólo se queda uno! No quiero que nadie más entre, a menos que yo se los diga. ¿Han oído?)** **(Dime tu nombre.)**

—Darien —le respondo sin titubeos a lo que me ha pedido, aunque por dentro tiemblo incontrolablemente.

—¿Chi sei e perché hai finto di essere me? —a pesar de lo nervioso que me encuentro, me permito sonreír, con tal de provocarlo.

**(¿Quién eres y por qué fingiste ser yo?)** 

—¿No tienes una idea? —bromeo, no pudiendo ni teniendo ganas de rebajarme a hablar en italiano igual que él. Queriendo obligarlo a que él también hable como yo. Pues gracias a lo que me ha contado Serena, sé que puede hacerlo.

—¿Non parli italiano? —murmura un tanto irritado, mientras yo continúo sin poder borrar mi sonrisa. 

**(¿No hablas italiano?)**

—Sí. Pero no estoy de ánimos para hablar de esa forma —sonríe de lado con evidente molestia, antes de escupir en el suelo no muy lejos de donde yo estoy. 

—¿Pensi di essere molto divertente? ¿Ti piace questo momento? —continúa hablando en italiano, negado a caer fácilmente en mi provocación. Así que poniéndome en una postura similar a la de él, me encojo de hombros con indiferencia.

**(¿Crees que eres muy gracioso? ¿Te divierte este momento?)** 

—No, pero digamos que me resulta bastante.... peculiar e interesante —puedo ver como su mandíbula se tensa, mientras hace lo posible por contener su furia.

—¿Hai idea di chi sono? —sisea entre dientes, avanzando lentamente y acortando la poca distancia que aún nos separaba.

**(¿Tienes alguna idea de quién soy?)** 

—Por supuesto que lo sé —contesto sin expresión alguna, retándolo con la mirada. —Eres la mala hierba que por desgracia nació en mi familia —le revelo, aunque no sé si él sabe realmente la verdad. Pues obtengo una sonrisa ladina e intrigante.

ENSÉÑAME A VIVIR SIN MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora