¿En realidad deseo encontrar ese mapa?
Sí. Sí quiero. Ese lugar lo he visto en tantos sueños... Pero es una excursión poco segura.
—¡Oye! ¿En qué estás pensando? —Interrumpe Nain el flujo de mis pensamientos—. Sé que eres distraído, pero no estás leyendo ninguno de tus libros. ¿Pasa algo?
Estamos en el receso de clases. Desde el sábado he estado debatiendo en mi cabeza la posibilidad de aventurarme a hacer esa locura.
Quiero contarle todo a mi amigo para que me ayude a decidir qué es lo que tengo que hacer, pero no deseo involucrarlo en una expedición incierta. Además, sé que esta es una decisión que yo, solamente yo, tengo que tomar.
—Nada, estoy pensando en que aún no recibo respuesta de Erby.
Hace más de un mes envié mi solicitud para aplicar a una beca en el instituto y se supone que hace dos semanas debí de recibí una respuesta por parte de ellos. Sin embargo, las ultimas esperanzas que quedan en mi interior se están evaporando.
—¿Sabes por qué creo que serás el mejor arqueólogo que podamos conocer?
—¿Por qué? —Enarco una ceja.
—Tú tienes lo que se necesita para serlo. Tienes la pasión, eres el chico más inteligente que conozco y ellos se darán cuenta. Guárdate bien mis palabras. —Coloca una mano sobre mi hombro—. Tú serás el mejor arqueólogo que jamás conoceremos.
El mejor... Las palabras de mi amigo se han quedado en mi mente y no me permitieron concentrarme en mis clases.
Muchas veces lo sueños se quedan siendo solo eso, un sueño. La posibilidad de lograr aquello que una vez soñaste es de uno en un millón, casi imposible. La vida no es tan fácil como despertarte un día diciendo que quieres algo y luego lograrlo sin esfuerzo. Yo sé que las cosas no funcionan así.
«Tú serás el mejor arqueólogo que jamás conoceremos.»
Debo tomar una decisión.
...
Veinte minutos después paso por una gran casa. Es de color crema y esta adornada con flores de todos los colores. A los lados tienen un terreno de unos treinta metros cuadrados que utilizan para la cosecha.
Camino de espacio para lograr ver el nombre que hay en el pequeño buzón blanco que se ubica al lado de la valla que rodea el terreno. «D'Conte», eso significa que es la casa de Elif. Me quedo contemplando la casa unos segundos más antes de seguir mi camino.
Cuando me voy aproximando al río del que me habló el señor Greco, presiento que algo no anda bien. Un escalofrío me recorre de pies a cabeza.
Bruscamente detengo mi paso y recorro con la mirada todo a mi alrededor. Me doy cuenta de que estoy tratando de buscar a alguien o algo en vano porque aceptémoslo ¿quién perdería su tiempo siguiéndome?
Suelto un suspiro y retomo la marcha para salir de este lugar, cuando escucho una rama quebrarse. Sin poder evitarlo, se me pone la piel de gallina y se acelera mi ritmo cardiaco.
—¡Ah! —grito lo más alto que puedo y empiezo a correr.
—¡Dyunis!
Me detengo de manera brusca porque tropiezo con una roca. Caigo sin poder evitarlo y quedo tendido en el suelo.
—¡Dyunis!
—¿Por qué...? —susurro aún sin levantarme. Levanto mi rostro y detrás de unos arbustos logro verla.
Su piel es más brillante bajo la luz del sol. Lleva puesto un pantalón corto, una camiseta de mangas cortas básica y zapatillas blancas. Al acercarse veo en su cuello un collar que tiene un dije en forma rectangular.
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Hyelu © [Libro 1]
Teen FictionUn lugar mágico, que nadie ha visto, se convierte en el único refugio que tiene Dyunis para escapar de lo difícil que es la vida luego de haber perdido a una de las personas que más ha amado. Las malas experiencias lo lleva a trazar un plan de vida...