2

58 10 8
                                    

Nadie logrará entender cómo te sientes, eso es un hecho... Por eso tratas de exponerte tal y como eres... Tal vez así lograrán conocerte y empezarán a entenderte mejor. Sin embargo, lo único que logras es cambiar todo de ti para encajar. Porque si no sigues el rubro que muestra la sociedad a la que perteneces, eres un marginado. Únicamente tienes dos caminos, uno te lleva a sentir que estás en la gloria, eres aceptado por todos y te conviertes en el individuo ejemplar; el otro lleva a un camino donde todos te juzgarán, te desplazarán y empezarás a sentirte perdido, y sin darte cuenta caerás en un abismo llamado soledad.

—Debes tratar de relacionarte con más personas...

—Sí, sí... como digas. —Paso por alto su comentario mientras sigo leyendo mi libro de mitología.

Lo mío no son las relaciones interpersonales. Entre más conozca a alguien y más cariño le tome, más dolerá el momento en el que no vuelva a verla o el momento en el que decidan lastimarme...

—Sé que soy fastidioso con el tema, pero es que me gustaría algún día ver que eres feliz.

Nos encontramos en el patio del colegio. Hoy tuvimos una hora libre y decidimos venir aquí porque la otra opción válida para mi amigo era la cafetería y eso no me apetecía para nada.

—Ahora mismo soy feliz aprendiendo sobre Minerva.

—¿Quién es? —Se recuesta en el pasto dándose por vencido y sucumbe en mi mundo de mitología.

—Minerva era hija de Júpiter y de Metis —voy contando sin quitar mis ojos del libro—. Es la diosa de la sabiduría y también se le consideraba la protectora de la ciudad.

—¡No me refería a ese tipo de felicidad! —Se levanta de forma súbita y logra asustarme.

—¡Hola! —Una dulce voz que ya había escuchado antes me paraliza y hace que el nerviosismo recorra mi cuerpo en cuestión de segundos.

Nain y yo giramos nuestras cabezas hacia la izquierda y vemos a la chica acercarse con una sonrisa.

Su cabello y falda del colegio juegan con la brisa que recorre por todo el lugar.

¿Por qué viene en nuestra dirección?

En nuestra primera y última interacción fue todo un logro salir con vida. Mi amigo fue quien habló en mayor instancia, yo solo me limitaba a contestar las preguntas que ella me hacía con un simple sí o no y quizás algo más largo cuando la duda lo ameritaba. Y, aun así, esa fue la mejor conversación que he tenido con alguien que no sea mi amigo. Y admito que, el hecho de que ella también sabe bastante de historia, lo que hizo todo más llevadero.

Confieso que a veces me gustaría ser como él, como Nain. Poder acercarme a Elif, por lo menos a ella que sí me ha notado y no me trata como un ser invisible o raro y entablar una conversación como las personas normales; mostrarle quién soy en realidad.

Al llegar frente a nosotros sonríe como si no tuviera ninguna preocupación en su vida.

—Hola Lif. —Nain la invita a sentarse con nosotros dando dos palmadas a su lado.

Sin embargo, ella decide sentarse frente a mí. Basta con esa acción para que yo desvíe la mirada a todo lo que hay alrededor, menos a ella.

Empiezo a jugar con el libro que aún mantengo en manos para distraerme porque no sé qué hacer en este momento al tenerla tan cerca, por muy tonto que suene.

—Hola Dyunis... ¿Cómo estás?

Levanto la vista y mis ojos se conectan con los suyos. Aunque sea de día el verde de sus ojos es oscuro. Como una laguna. Oscura, misteriosa, pero con un pequeño brillo que te cautiva.

Hyelu © [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora